Los modelos de terapia psicoanalíticos de pares y familia
El modelo de la Interfantasmatización, El Aparato Psíquico Vincular: Familiar, de Pareja, y Grupal.
Ezequiel A. Jaroslavsky (Buenos Aires), Irma Morosini (Buenos Aires)
De esta manera en las familias y las parejas opera este Aparato Psíquico Vincular, procesador de códigos, que transcribe a nivel intrapsíquico lo que opera en el espacio intersubjetivo. (Morosini, I. 2006)
En las familias y parejas con vicisitudes patológicas, predominan los fenómenos regresivos con sus efectos de indiscriminación, déficit de intercambios verbales simbólicos y desubjetivación de sus miembros (Jaroslavsky E. A. 2005).
La técnica de abordaje en las terapias familiares (TFP), de pareja (TPP) y de relación padre o madre /hijo, requieren del encuadre estable (Bleger J. 1971), el despliegue transferencial y la utilización de la contratransferencia por parte del equipo terapéutico, y si bien se tiende fundamentalmente a la verbalización y al despliegue de la cadena asociativa grupal mediante la invitación a la asociación libre, puede ser también complementada con formas de juego, expresividad creativa (utilización de máscaras, modelado, etc.), y de escenificación psicodramática.
La idea de base es hacer del espacio terapéutico un espacio transicional (Winnicott D. 1971) e intermediario (Eiguer A. 2006) que opere como facilitador de procesos de verbalización, simbolización, subjetivación y discriminación de sus miembros y que facilite la emergencia de fantasías secundarias y permita también la elaboración de duelos y traumas transmitidos transgeneracionalmente.
Nuestro desafío es el de desentrañar lo oculto que ha quedado carente de significación por no haber accedido al espacio mental, pero que perdura en la memoria colectiva parental y familiar y que podrá afloran en un contexto adecuado. El modo de hacerlo es mediante la palabra y/o el juego, que entre los miembros presentes de la familia puedan crear a partir de sus propios sueños, fantasías y asociaciones.
Se busca en ciertos casos trabajar con elementos (gráficos, dibujos, o propuesta de dramatizaciones, etc.) que a nivel preconsciente estimulen recuerdos, sentimientos, experiencias, que permitan el despliegue de la cadena asociativa vincular, efectuando un trabajo de ligadura emocional y comprensiva. La función del psicoanalista es tanto continente como interpretativa de acuerdo al momento que lo requiera.
El encuadre de trabajo implica encuentros que oscilan entre una vez por semana a dos en el mes. No favorecemos intervalos de frecuencias más espaciadas en el tiempo inicial de trabajo. El tiempo de duración de cada sesión debe ser estable desde 50 minutos ó 60 (preferentemente en parejas), y de 1 a 2 horas (preferentemente en familias, de acuerdo a las necesidades que éstas requieran).
El trabajo con familias y parejas exige del equipo terapéutico un encuadre claro de trabajo, a la vez que una suficiente plasticidad y disponibilidad de diversos recursos técnicos. Entre los miembros de la familia y el equipo terapéutico se conforma un nuevo grupo (E. Granjon, 2006). Las modificaciones que se obtienen no sólo en lo sintomático sino en los modos de relación familiar y su persistencia en el tiempo, nos llevan a pensar que se trata de verdaderos cambios psíquicos.
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