Los modelos de terapia psicoanalíticos de pares y familia
La terapia psicoanalítica de pareja
Annie de Butler (Palaiseau, Francia)
La segunda parte del siglo XX vio nacer nuevas técnicas de escucha y cuidado derivadas del psicoanálisis, al servicio de la pareja, la familia y el grupo.
La terapia psicoanalítica de pareja centra su técnica de escucha en el funcionamiento de la pareja como entidad psíquica. Tiene por objetivo permitir a la pareja en crisis la elaboración de lo que se juega en el desacuerdo que se instaló entre los partenaires, con el fin de ayudarles si es posible a restaurar el vínculo que tejieron juntos y de modo a permitirles la evolución de su relación.
La técnica se llama psicoanalítica en la medida en que tiene en cuenta en la relación marital las manifestaciones del inconsciente, la dinámica del conflicto psíquico con sus mecanismos de defensa y su reactualización en la relación transferencial entre partenaires y entre estos últimos y el terapeuta. La TPC puede ser conducida por dos terapeutas.
Cada vez más, y especialmente ahora cuando el amor es el monarca, vivir en pareja compromete la totalidad del ser; por eso las crisis maritales son también crisis de identidad. Por una parte, la elección del partenaire es en gran medida inconsciente y, por otra parte, la relación amorosa es de todas las relaciones humanas la que más profundamente implica la subjetividad del sujeto. No debe sorprendernos entonces que la relación de pareja se convierta rápidamente en un teatro donde se representen de manera repetitiva ciertas escenas traumáticas antiguas, incluso transgeneracionales, y los restos de los conflictos psíquicos en espera de simbolización. Es lo que da a la crisis marital su dimensión trágica, y es también por eso que inspira a los poetas desde siempre.
La terapia psicoanalítica del pareja se dirige pues de manera preferencial a los que, al vivir su relación marital durablemente, se enfrentan a su evolución, es decir al cambio. El estado de crisis dificulta el diálogo, reduciendo considerablemente la función de lo imaginario, y desde allí de la interfantasmatización, acelera los mecanismos de proyección, reduciendo la expresión emocional a descargas impulsivas, a veces violentas, que consumen rápidamente la reserva narcisista de la pareja. Los cónyuges se encuentran decepcionados, afligidos, desorientados. En este contexto se inscribe la solicitud de una terapia.
La escucha psicoanalítica de una pareja en crisis requiere un marco (encuadre) terapéutico establecido con discernimiento y firmeza. Se instala por el terapeuta de acuerdo con los pacientes después de algunas entrevistas preliminares: pacientes y terapeuta forman entonces un grupo terapéutico, que se convertirá en el lugar de depósitos, luego de transformación de los elementos conscientes e inconscientes que invaden la relación marital y paralizan su crecimiento. El terapeuta es el guardián del marco; garantiza la función continente, cuan intensos que sean los ataques, las proyecciones y las angustias múltiples que se depositan en él. Como la madre que acoge en sus psiquis las descargas pulsionales de su niño para transformarlas en pensamientos y en afecto, el terapeuta facilita la verbalización y la representación por los cónyuges de ciertas angustias impensables, organizadoras de la crisis, que pertenecen al pasado y que son reactivadas colectivamente por la situación terapéutica.
Aun cuando vela por guardar su neutralidad, el terapeuta tiene un papel activo: hacer circular el habla, ayudar a cada partenaire a descubrir el efecto de sus palabras y su mímica sobre el otro y poner en vínculo el pasado de cada uno con el ahora de la crisis. Definir los pactos inconscientes, reconocer las fantasías colectivas, restaurar la circulación fantasmática en la pareja son los objetivos de la terapia.
La posición en frente a frente pareja y terapeuta favorece el despliegue de la transferencia, dificultando al mismo tiempo su elaboración. Es a menudo en el après-coup de la sesión que un trabajo de autoanálisis permitirá al terapeuta ubicarse lo más cerca posible de la vivencia de los pacientes y lo más a distancia posible de sus propias emociones. Durante la sesión es gracias a su capacidad de empatía que llega a entrar en contacto con la parte infantil a veces ignorada de los pacientes.
La terapia psicoanalítica se detiene cuando la propia pareja, al sentirse capaz de regular por ella misma sus conflictos, está en condiciones de reinstalar tal como le parezca el futuro del vínculo. Una terapia analítica de pareja es una experiencia a vivir que reactiva frecuentemente el proceso creativo en el vínculo.
Bibliografía
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Lemaire Jean-Georges, Le couple : sa vie, sa mort, Payot, 1979. In Deutsch, Frankfurt, Klemm-Cotta, 1991.
Lemaire Jean-Georges, Butler Annie de, Du Pré La Tour Monique et Robert Philippe, Les mots du couple, Payot, 2001.
Revistas especializadas : Dialogue (Toulouse, Eres), Le divan familial (Paris, In Press).