REVISTA N° 23 | AÑO 2020 / 2

INTRODUCCIÓN N°23

Introducción al número 

“Melancolía y defensas perversas en parejas, familias y instituciones”

Rosa Jaitin[1], Christophe Bittolo[2]

La melancolía, ya sea manifiesta o subterránea, toma formas diferentes en la clínica. Por lo general, sigue a una experiencia de pérdida, a veces con connotaciones catastróficas, experiencia que no pudo ser transformada por un proceso de duelo y que trae a la mente reminiscencias, ocasiona repetición o se fija como estructura para la organización de la psique. La distinción entre una elaboración de la pérdida en el proceso de duelo y las derivaciones patológicas de la melancolía ya había sido destacada por Freud en 1917.

En el grupo, la pareja y la clínica familiar, estas alteraciones se manifiestan comúnmente mediante el establecimiento de defensas perversas, de naturaleza sexual y/o narcisista y en varios niveles. Esas defensas tienen por objeto negar la angustia identitaria, preservarse de la desorganización tanto intrapsíquica como intersubjetiva, haciendo que pese sobre uno o varios otros. Estas defensas generan a su vez un sufrimiento intra e interpsíquico de expresión polimórfica: excitación, actuación, somatización, confusión, retención, descalificación… Este conjunto de procesos da testimonio de la deconstrucción de una instancia superideal que favorece el crecimiento del sujeto y del grupo, a favor de formas tiránicas, extremistas o destructivas que refutan el valor de la ley, de las reglas y del pensamiento.

Esos procesos deletéreos, en las condiciones mismas de su aprehensión clínica, son particularmente difíciles de identificar y transformar, sobre todo porque suelen tener lugar dentro de marcos institucionales, sociales y metaencuadres, los que, a su vez, sufren de manera similar u homóloga.

¿Cómo pueden las terapias de pareja y familia, el trabajo en grupo o en instituciones, contribuir a un cambio en estas configuraciones complejas y supuestamente difíciles de la actividad terapéutica?

Es a estas preguntas a las que intenta responder la Primera Jornada Europea Francófona de la AIPCF celebrado en París en octubre de 2019. En este número de la revista se sintetizan las contribuciones y se intenta esclarecer estos temas. Las presentaciones y los debates se basaron en una clínica que permitió el tiempo suficiente para fomentar los intercambios.

Se destacan varios puntos.

La importancia de una elaboración contratransferencial de la negatividad transmitida en la situación terapéutica o institucional, constituye una modalidad privilegiada de acceso al sufrimiento en cuestión. Esta elaboración, sinónimo de protección contra las poderosas acciones contratransferenciales del clínico y de descalificación de los procesos de pensamiento que son favorables al crecimiento psíquico, puede encontrarse en una clínica familiar (Sanahuja), en la de parejas (Robert, Joubert) así como en complejas configuraciones institucionales (Carel).  Supone la construcción y el planteamiento de un neo-contenido sinónimo de “neotransferencia” según Pierre Benghozi, como una co-construcción grupal transferencia-contra-transferencial adjunta al dispositivo terapéutico del que ofrece el marco.

La pérdida, que podría haber seguido el camino del proceso de duelo, moviliza una angustia catastrófica o hemorrágica de tal magnitud que es necesaria una reorganización potencialmente perversa para la economía narcisista del vínculo o del grupo.

Los autores retoman aquí la singularidad de la pérdida melancólica, como Freud pudo destacarla, subrayando la inversión narcisista del objeto. El narcisismo se vincula en diversos grados y de manera que la clínica explora o percibe cuando estos vínculos están en crisis. Todas las parejas y grupos están de hecho preocupados por una regulación narcisista que asegura una cobertura defensiva compartida: la noción de un pacto negativo (Kaës) refleja esto. Philippe Robert subraya la dimensión económica del pacto narcisista en los vínculos de pareja. Una lucha vital por la “inseparabilidad” puede llegar a convertir al otro en un utensilio, en un objeto en el sentido concreto, o a nutrir los lazos de sujeción cuya dimensión incestuosa (en el sentido de Racamier) debe distinguirse del incesto propiamente dicho.

El narcisismo aparece entonces como un concepto clave para entender las modalidades defensivas en juego en estas configuraciones. Un verdadero hilo rojo para explorar este laberinto de lo “inextricable” de ciertas situaciones institucionales en gran sufrimiento (Carel), coloca el ideal del yo y la omnipotencia narcisista en el centro de las prioridades homeostáticas y la economía de los grupos familiares o institucionales.

Es en efecto a la vergüenza inconsciente de la herencia (Benghozi) o a la hemorragia narcisista de la pérdida, que la organización pervertida narcisista responde en ciertas situaciones. Se trata de una defensa multidimensional: temática, familiar, grupal, institucional, en la que los sujetos que participan a veces a pesar de sí mismos sufren de confusión, depresión, descalificación.

El encadenamiento de “defensas perversas”, según la formulación de Racamier, puede ser visto así, como una ¿“estrategia para engañar al vacío”? (Benghozi). La paradoja cerrada, la perversión narcisista, la incestualidad constituyen entonces una trilogía defensiva de la cual André Carel propone una epigénesis, en el curso del desarrollo del sujeto, la familia y la institución.

Esta perversión de carácter narcisista tiene la vocación fundacional de intentar asegurar la salvaguarda narcisista del sujeto en apuros, que debe convertirse en triunfo, y a expensas de uno o más sujetos mantenidos bajo la cara paradójica del objeto narcisista.

Estas propuestas se apoyan en una clínica rica y detallada, movilizada en eco por un dispositivo de juego de roles con la sala cuyos resortes nos da Rosa Jaitin. Otra contribución completa este dossier, cuya riqueza exigiría otros desarrollos. Su tema es bastante cercano a nuestro tema sobre los marcadores de la sexualidad perversa como refugio de una crisis psicótica, un punto de fijación que se ha convertido en un instrumento del propio placer.

Les deseamos una agradable lectura y quedamos a su disposición para recibir sus comentarios.


[1] Doctora en Psicología Clínica y Psicopatología, Psicoanalista, Grupo, Pareja y Familia. Profesora emérita de la Universidad de Buenos Aires asociada a la Universidad de París, Presidente de la Asociación Internacional de Psicoanálisis de Pareja y la Familia. jaitin@icloud.com

[2] Psicólogo, psicoanalista, analista de grupos e instituciones (Versalles). Profesor titular del Laboratorio de Psicología Clínica, Psicopatología, Psicoanálisis, Universidad de París. christophebittolo@me.com

Revista Internacional de Psicoanálisis de Familia y Pareja

AIPPF

ISSN 2105-1038