REVISTA N° 17 | AÑO 2017 / 2
Resumen
Saberes e ignorancias de la pareja conyugal
El autor trabaja sobre las dificultades que se presentan en la transmisión de los saberes en el marco de la filiación cultural debido a la denegación de los vínculos de filiación corporal y familiar.
La transmisión de la filiación cultural se realiza por medio de espacios transicionales del mismo modo que la transmisión corporal y familiar adviene por medio de contratos y pactos narcisistas y denegativos que cumplen funciones vinculares intermediarias.
Cuando la filiación familiar o la filiación corporal no están en condiciones de asegurar la continuidad de la vida psíquica es la filiación cultural la que la asume.
Una terapia psicoanalítica de una pareja de origen mixto permite significar el porqué la lengua maternal opera como un obstáculo epistemológico en ambos conyugues y en la elección de un analista de origen hispano desplegando en el campo tranfero-contratransferencial la dificultad de transmisión como efecto de traumatismos sociales y familiares que permiten entender también el porque de la elección de pareja. Esta tiene la esperanza de encontrar en el otro un gerente filiativo que economice la revisión de los puntos ciegos de la propia historia marcada a fuego en el cuerpo y en el vínculo mismo.
Palabras claves: transmisión, filiaciones cultural, familiar y corporal, psicoanálisis de pareja.
Résumé
Savoirs et ignorances du couple
L’auteure travaille sur les difficultés qui se présentent dans la transmission des savoirs dans le cadre de la filiation culturelle dû à la dénégation des liens de filiation corporelle et familiale.
La transmission de la filiation culturelle se réalise par le moyen d’espaces de transition de la même façon que la transmission corporelle et familiale advient par l’intermédiaire de contrats et de pactes narcissiques et dénégatifs qui ont des fonctions de liens intermédiaires.
Quand la filiation familiale ou la filiation corporelle ne sont pas en condition d’assurer la continuité de la vie psychique c’est la filiation culturelle qui l’assume.
Une thérapie psychanalytique d’un couple d’origine mixte permet de montrer pourquoi la langue maternelle intervient comme un obstacle épistémologique sur les deux conjoints et dans le choix d’un analyste d’origine hispanique déroulant dans le champ transféro-contretransférentiel la difficulté de transmission comme effet de traumatismes sociaux et familiaux qui permettent de comprendre aussi le pourquoi du choix du conjoint. Elle a l’espoir de trouver chez l’autre un gérant filiatif qui économise de l’examen des points aveugles de l’histoire personnelle marquée au fer dans le corps et dans le lien lui-même.
Mots clés: transmission, filiations culturelles, familiale et corporelle, psychanalyses de couple.
Summary
Knowledges and ignorances of the couple
The author works on the difficulties which appear in the transmission of knowledge within the framework of the cultural filiation due to the denial of the links of physical and family filiation. The transmission of cultural filiation is realized by means of spaces of transition in the same way as the physical and family transmission happens through contracts and pacts narcissistic and denegative which have functions of intermediate links.
When the family filiation or the physical filiation are not in condition to assure the continuity of psychic life, it is the cultural filiation which assumes it.
A psychoanalytical therapy of a couple of mixed origin allows to show why the mother tongue intervenes as an epistemological obstacle on both spouses and in the choice of an analyst of Hispanic origin unwinding in the transference-countertransference field the difficulty of transmission as an effect of social and family traumas which allow to understand the reason for the spouse’s choice. She hope’s to find with the other one a filiatif manager, saving her from interrogation of blind spots in the personal history brand in the body and in the very link.
Keywords: transmission, cultural, familal and physical filiations, psychoanalyses of couples
ARTÍCULO
Transmisión de saberes y filiaciones
Voy a centrar el tema en las dificultades que se presentan en la transmisión de los saberes debido a diferente tipo de interferencias en la ignorancia de los vínculos de filiación que tienen como modo de expresión la falla en la filiación cultural.
Desde los comienzos de mi carrera profesional me he ocupado de estudiar la transmisión de saberes y mi clínica me permitió analizar la continuidad que existe entre el saber y la ignorancia sobre sí y el saber y la denegación del origen cultural.
El saber sobre sí tiene como condición la posibilidad el saber sobre el futuro, en su relación de renuncia a la certitud: el complejo de castración, la posición generacional y la pertenencia cultural son los vectores de acceso al sistema simbólico.
Es el futuro anterior el que define nuestro quehacer como psicoanalistas de pareja y familia. El futuro anterior de la memoria es el que habla (es el futuro del verbo “haber” más el participio pasado del verbo). Es el espero que mañana habremos podido a…
He constatado en mi tesis doctoral, como lo señala Devreux (1972) que todas las culturas tienen una misma base inconsciente, constituida por núcleos organizadores infantiles. Lo que diferencia cada cultura tiene que ver con la manera en que cada cultura trata los núcleos organizadores de los vínculos (Jaitin, 1995).
En mis escritos anteriores (Jaitin, 1985; 1986; 2014) desarrollé la cuestión de las interferencias que emergen en la filiación cultural, que permiten tratar conflictos de la filiación familiar y corporal, determinantes de la propia identidad. En este sentido he desarrollado la noción de “crisis epistémica” definible como un proceso en el cual el pensamiento primario hace irrupción sobre el pensamiento secundario creando una confusión que altera los procesos intermediarios entre las representaciones cognitivas y afectivas. En la medida en que el vinculo epistémico se construye a partir de la representación inconsciente de los intercambios corporales y del espacio imaginario, son los espacios culturales intermediarios entre los diferentes grupos de apoyo familiar y cultural, los que posibilitan la transmisión. Los conflictos emergentes en la filiación cultural son comúnmente llamados problemas de aprendizaje y que están generalmente ligados a problemas filiativos.
La transmisión de la vida psíquica constituye un eje central de estudio del vínculo familiar y de pareja. La cultura es lo que nos ha sido transmitido, adquirido, incorporado o introyectado en el vínculo primario, y es ella la que provee referencias identificatorias y sistemas de representaciones, que precediendo al sujeto individual predispone el espacio potencial de lo simbólico.
El trabajo de la cultura es un trabajo colectivo que moviliza procesos en cada estructura vincular y son los dispositivos vinculares de pareja y familia los espacios privilegiados de análisis de estos procesos.
Bases culturales inconscientes
En qué sentido la cultura realiza su trabajo de estructuración de la psique?
La cultura opera como un fondo sincrético indiferenciado y este fondo funciona por “incorporados culturales”, retomando la noción de Jean-Claude Rouchy (1998). Los incorporados culturales son los modos de figuración de lo cotidiano que se teje en cada cultura: son representaciones sensoriales que se construyen a través de modos de intercambio social, que corresponden a ciertos modos de funcionamiento que no pueden ser transmitidos verbalmente. Forman parte de la tópica del negativo, de lo irrepresentable.
Los incorporados culturales organizan el espacio relacional y el tiempo vivido (de adentro y de afuera). El individuo actúa a través de conductas programadas y no mentalizables que hacen posible las interacciones sincrónicas en la propia cultura.
Los incorporados culturales no son errores ni fallas de introyección vincular. Se caracterizan por ser automatismos, que no pueden ser mentalizados ni objetivados; son conductas que no dan lugar ni a asociaciones, ni a ideas, ni a pensamientos. No son mecanismos patológicos, sino que restan indiferenciados. Estos incorporados culturales son proto-mentales y se establecen, a partir de una base común, compartible.
Apoyada en estos incorporados culturales, la cultura colabora en el proceso de estructuración psíquica en 3 sentidos según René Kaës (1976):
- Introduce la diferencia de sexos y de generaciones: en el vínculo filial la constatación de una diferencia física entre los grandes y los pequeños va dando lugar o no a la diferencia generacional. Esta se re-inscribe en la problemática fálico-castrado dando acceso a la diferencia sexual.
- La cultura otorga un sistema de significación que aproxima la palabra singular al lenguaje general. La palabra del sujeto va a transformarse en un código instituido en cada lengua que permite el intercambio con los otros.
- Instituye la nominación, dando a los sujetos un lugar y un orden en la genealogía, en la sexuación y en la afiliación sociocultural.
Es por eso que la cultura provee una modalidad de organización propia, el de los organizadores culturales, al lado de las organizadores psíquicos inconscientes (Kaës, 1976).
Los organizadores psíquicos de los vínculos son configuraciones inconscientes típicas de las relaciones entre los objetos (sujetos). Estos se caracterizan por su estructura vincular grupal; es decir que son relaciones se ordenan según su finalidad, tienen propiedades figurativas y movilizando una energía psíquica.
Mientras que los organizadores culturales son modos colectivos de representación vincular que funcionan como referencias para las relaciones sociales. Las diferentes formas expresivas de elaboración social son los mitos, ideologías, las novelas, iconografias, fotografias, pintura, publicidad, film, etc. (Kaës, 1976, p. 38)
Los organizadores sociales de la representación son modelos de agrupamiento y de relaciones propuestas por las obras culturales. Funcionan como el código cultural propio y particular de una sociedad y de los diferentes grupos sociales (Kaës, 1976, p. 55).
Cumplen funciones psíquicas porque ofrecen modelos identificatorios que permite codificar las representaciones inconscientes por medio de mecanismos de proyección e introyección.
La afirmación de la identidad cultural es la consecuencia de la constitución simultánea entre nosotros y los otros, de lo extranjero que encarna la diferencia cultural.
Pero si bien la cultura abre acceso a las dos diferencias mayores (diferencia de generación y sexo) no abre de ella misma a su propia diferencia. Es por eso que en la transmisión cultural la creación de los espacios culturales transicionales son indispensables para que el sentimiento de extranjería que moviliza la diferencia cultural no devenga una vivencia siniestra.
Veamos ahora el tema de la filiación como un eje central del psicoanálisis de pareja y familia.
Los organizadores de los vínculos de filiación
La palabra filiación tiene diferentes significación en antropología, en derecho y en psicopatología. En antropología designa el conjunto de personas que tienen un ancestro común. Desde esta perspectiva se reconoce una dominancia de la filiación unilineal, bilineal, patrilineal, matrilineal y en donde priman una de las formas según las culturas. Desde el punto de vista jurídico la filiación designa el status legitimo de la descendencia y traduce un reconocimiento de que un individuo es hijo legítimo de sus padres. Desde el punto de vista psicopatológico los aportes de Guyotat (1986; 1995) permiten comprender la dimensión imaginaria de la filiación a nivel ascendente o descendente. El vínculo de filiación es en este sentido un organizador genealógico. El proceso de filiación se caracteriza por el reconocimiento de un individuo en su pertenencia a su linaje que le permite situarse en su relación a sus ascendientes inmediatos o lejanos y en la relación con su descendencia en las redes parentales.
Al lado de las diferentes filiaciones generacionales y sexuales se inscribe la tercera diferencia que es difícilmente tolerada. La cultura, como tercera separación filiativa condensa y escenifica el conjunto de las otra dos diferencias. Es decir que funciona como un núcleo aglutinado que contiene la filiación corporal y familiar.
En este sentido la cultura funciona como un “conmutador” filiativo, permitiendo derivar los contenidos de las dos primeras diferencias (del cuerpo sexuado y de la propia generación) sobre la tercera; inversamente la cultura se ve representada en las categorías de las mismas.
Es decir que la diferencia de generaciones comporta una marca cultural específica de la misma manera que la diferencia sexual. Esta diferencia en la cultura contemporánea está marcada de signos distintivos y nuevos desarrollos en la problemática de género.
Es decir que no podemos pensar la filiación cultural sin tener presente la filiación familiar y la filiación corporal, que se apoya en el reconocimiento de la impronta de nuestros ancestros en nuestro propio cuerpo. (Cuynet, 2007). Las semejanzas de los rasgos del sujeto hacen que éste pueda o no ser reconocido como ideal del grupo familiar que lo adopta en sus pertenencia.
La filiación corporal, contiene una filiación biológica diferente de la filiación “cuerpo a cuerpo”. Piera Aulagnier (1975) ha trabajado el binomio psique-soma como figura metonímica del vinculo de filiación corporal. La filiación corporal es de orden narcisista. Refiere a una construcción mental, un código semiótico que se basa en una relación de similitud.
La cultura como tercera diferencia se presta a la metaforización de la filiación corporal y familiar.
La conmutación es posible porque entre los espacios psíquicos de nuestra filiación se establecen alianzas y pactos inconscientes que los ponen en relación y que proveen beneficios recíprocos a las diferentes configuraciones vinculares.
La peremnidad del cuerpo filiativo es asegurada por la transmisión inter y transgeneracional que se teje por medio de las alianzas inconscientes.
Precisemos que las alianzas inconscientes (Kaës, 2009) son formaciones psíquicas intersubjetivas construidas por los sujetos de un vínculo o de un conjunto (familiar, pareja o institución) para reforzar aspectos, funciones o estructuras del cual sacan un beneficio adquiriendo un valor central en sus vidas. Ellas aseguran el investimento vital y mortífero para mantener ese vínculo y la existencia de los sujetos.
Estas alianzas y pactos inconscientes en su vertiente narcisista o denegativa cumplen funciones de intermediación entre los diferentes espacios filiativos. Es decir que cumplen funciones “meta” en la tópica, la dinámica y la economía de los vínculos. Las funciones meta introducen una distancia y una continuidad entre los diferentes niveles vinculares, es decir un cambio en la organización y la reflexión vincular.
Kaës (2015) sostiene que las formaciones metapsíquicas cumplen funciones de apoyo, de sostén y de garantías y están emparejadas con las formaciones meta sociales que encuadran, contienen y regulan las formaciones culturales.
Es así que la tópica de cada sujeto se apareja con las tópicas de los otros sujetos en el espacio inter y transpsíquico de las formaciones metapsíquicas y metasociales.
La cultura seria una formación intermediaria entre las formaciones metapíquicas y las formaciones meta-sociales.
Pero para poder terminar de comprender el tema de la conmutación entre los espacios de la filiación necesitamos recurrir a la función de gerencia de los espacios filiativos.
Es decir que cuando por ejemplo, la filiación familiar o la filiación corporal no están en condiciones de asegurar la continuidad de la vida psíquica es el otro nivel de la filiación el que la asume. Según Kaës (2015) esto revelaría una economía psíquica cruzada en los vínculos, que movilizan una energía pulsional en cada uno de sus miembros en su relación con los otros. Es lo que Pichon-Rivière desarrolló como la teoría del depositario y que Bleger retomó con la noción de depósito.
Desde el punto de vista económico, las alianzas y los pactos inconscientes cumplen una función de gerencia ya que permiten organizar y transformar las excitaciones cuando son demasiado intensas.
Desde le punto de vista de la economía psiquica, los dispositivos vinculares, en particular los referentes al grupo familiar y a la terapia psicoanalítica de pareja permitieron observar que existen diferentes transferts cuando uno de los espacios no puede asegurar la gerencia de ciertas formaciones esenciales de la vida psíquica. Por ejemplo, el grupo asume la parte de un sujeto cuando éste no puede hacerlo o cuando el grupo deposita en un sujeto porque es el grupo que no puede asumir. Esto es una constante en la vida de las parejas, familias, grupos e instituciones.
El espacio filiativo que toma el relego, la posta, cumple una triple función de gerencia de los otros espacios filiativos, porque los contiene y los encarna.
La gerencia se efectúa por los procesos de desplazamiento y difracción, de delación y de substitución que se establecen entre los espacios filiativos. El tema es pensar las interfaces y las interferencias entre estos diferentes espacios.
Voy a tratar ahora la relación entre la transmisión y la filiación en la clínica de pareja.
Transmisión y filiación en psicoanálisis conyugal
Recibo una familia de origen cultural mixto (él es francés y ella latinoamericana), que son derivados por una colega fonoaudióloga que ha tratado a los dos hijos mayores por problemas de dicción. Los síntomas de los niños se presentaron en el área del lenguaje.
El padre abre la entrevista señalando la dificultad de comunicación entre los adultos para manejar los niños que están en el centro de las disputas; y agrega que tuvo dificultades para hablar el español (lengua de su familia materna), a pesar de sus dos años de estudio en el liceo y de haber viajado varias veces con sus padres a España para visitar la familia de la madre.
Desde el punto de vista del campo transferencial la elección de una terapeuta que hable español puede hacer pensar a un deseo de revisar el obstáculo epistemofílico que les ha impedido y les impide en la actualidad (a la mujer en particular) transmitir una de las lenguas de origen. En el trabajo terapéutico este punto ha constituido uno de los nudos centrales del campo transferencial y constituye une punto de unión en la elección inconsciente de esta pareja y es un área de expresión conflicto mayor que se desplaza en la relación con los hijos. El conflicto con la lengua española es un condensador filiativo. Es decir que la filiación cultural opera como una condensación y un desplazamiento de las otras filiaciones.
En la primera entrevista el juego de los niños tiene una modalidad intrusiva, que hace que cada hermano invada et interfiera el espacio de juego del otro.
De la misma manera que los reproches mutuos de la pareja inundan la sesión, interfiriendo el juego de los niños. Se van sin pagar lo que me hace pensar que algo sucede con un sistema de deudas no pagadas que se manifiesta en la relación con el dinero.
Esta segunda entrevista me confirma mi indicación de una terapia de pareja ya que siento los niños en el medio de una disputa de pareja, como rehenes.
Durante los cincos años del proceso terapéutico de esta pareja comprendo que la indicación resultante en principio de una intuición clínica, puso en escena la repetición de un traumatismo infantil común en las familias de origen, la de estar en el medio de parejas parentales con desavenencias conyugales y en donde la lengua española condensa el dolor de un pasado infantil traumático.
Es decir que la filiación cultural opera como un condensador y un gerente de la filiación corporal (los rasgos de origen de cada cultura, particularmente en la mujer que tiene la tez morena, con rasgos indios que ponen en evidencia su origen que ella intenta ocultar renunciando a transmitir a sus hijos la lengua española. Estos aspectos comunes indiferenciados del imaginario conyugal les ha permitido constituir una pareja y denota la confusión entre la filiación del grupo de origen con la afiliación a la familia del conyugue como si fuera su propia familia.
Gracias a este pacto denegativo la alianza conyugal se organiza, pero al mismo tiempo los aliena, porque la generación a la que la pareja pertenece, acarrea otras alianzas ancestrales que han tenido un efecto traumático y en donde el vínculo conyugal soporta las vivencias arcaicas de abandonos sucesivos (Sommantico, 2011).
Efectivamente el psicoanálisis de pareja permitió un proceso de regresión y de repetición posibilitando la emergencia de ciertas desorganizaciones transitorias del Yo (ella no podía acceder ni siquiera a obtener un permiso para conducir), creando en el proceso terapéutico un espacio transicional para acoger lo innombrable de la lengua.
El señor es el hijo menor de un matrimonio de origen cultural mixto (padre francés-madre española). Sus abuelos maternos, republicanos, fue objeto de persecución y de masacre. El asesinato de uno de los hijos disuelve la familia, ya que su abuela es encarcelada y su abuelo huye.
Su madre, que queda como huérfana es recogida en un colegio a cargo de religiosas que la denigran por su origen (hija de padres republicanos) y en la emigración a Francia es recluida en un campo de concentración. En consecuencia esta mamá a pesar de haber podido formar una pareja y tener sus hijos con mucha dificultad (perdió siete embarazos entre los dos hijos), no pudo hablar el español cargado de un pasado terrorífico y doloroso irrepresentable y innombrable.
La mujer de esta pareja, nace de un primer matrimonio en el que su padre tenia dos hogares paralelos, y en donde los hijos eran los rehenes de la relación conyugal. Hijos abandonados a su suerte en una pareja narcisista que se deshace y se maltrata.
Su padre, un hombre de mucha fortuna la envía a Francia para hacer estudios universitarios sin que ella sepa ni una palabra de francés. Los estudios fracasan sucesivamente y su único logro son los niños a los que ella dedica todo su tiempo y esfuerzo, y tiene una gran preocupación por su cuerpo intentando borrar las trazas de su maternidad por medio de diversas cirugías.
La lengua española condensa una situación paradojal en donde hay una ambigüedad en los limites de poder hablar la lengua con la familia de origen pero con una prohibición de hablarla con hijos. Esta herida de la filiación familiar; muestra la pseudo continuidad adhesiva de elementos filiativos que no pueden ni separarse ni mantenerse unidos.
La lengua porta también la denegación de la filiación corporal, porque esta bonita mujer de piel morena y rasgos de los primeros habitantes del continente americano se reconoce sólo entre los atletas de piel blanca de los que busca una aceptación que le devolverán una imagen negativa de sí misma.
En la escena transfero-contratransferencial la elección de una escuela internacional en donde los niños pueden aprender el español son objeto de disputa y de reproche y de un gran temor, portado por los padres, de que los niños no fueran aceptados en la escuela por no hablar el español, pues es una de las condiciones básicas de acceso a la institución. Pero esta situación condensa el temor de quedar excluidos en la genealogía familiar.
La terapia se ve marcada por las amenazas de abandono de la mujer, tanto del marido como del espacio terapéutico. Este hombre se somete por su dependencia con su mujer sin poder ejercer su autoridad paternal.
He podido constatar a través del psicoanálisis de esta pareja bicultural la conjugación de todos los niveles de análisis, intra, inter y transubjetivos que están presentes en la esfera de la filiación corporal, familiar y cultural.
Pude percibir la articulación entre los “incorporados culturales” y los restos inelaborados transgeneracionalmente, en donde el vínculo de pareja opera como un gerente que intenta transformarse en el proceso sostenido por el campo transferencial instaurado por la “cultura” del analista.
La cultura mantiene la base común y compartida de las formaciones psíquicas necesarias a la formación de los vínculos de pertenencia a un conjunto social y al compromiso con éste. La cultura da las guías identificadoras diferenciadoras que aseguran la continuidad y los desvíos necesarios a las diferencias de sexo y de generaciones, y entre los grupos sociales; asegurando un conjunto de defensas comunes.
En esta pareja, la cultura del otro portada por la lengua (español y francés) movilizó el interés, la idealización y al poco tiempo la decepción existente en todas las modalidades vinculares, que se aumentan y se son atribuidas frecuentemente a la diferencia cultural.
La clínica de las crisis y de los traumatismos permite constatar el resurgimiento de partes indiferenciadas ligadas a relaciones primitivas simbióticas, depositadas en los vínculos. Lo que fue desplazado en otro espacio psíquico reviene y provoca angustias catastróficas de ataque, de destrucción de los espacios psíquicos y de sus articulaciones. Se produce un estallido de la capacidad de contener y de transformar las representaciones y los afectos que devienen insoportables por el desapoyo general de la psique sobre los otros espacios psíquicos.
Estas formaciones metapsíquicas se rebelan, emergen en situaciones de crisis y de ruptura en la continuidad de la vida psíquica. Por esta razón son un componente mayor en los problemas, en el sufrimiento, el malestar en la pareja actual. Su recomposición es una parte del trabajo de la cultura que sostiene los procesos de creación de las nuevas formas vinculares de la vida psíquica.
Quedan abiertas las cuestiones: qué sucede cuando un sujeto no puede reconocerse en su cultura de origen?
Si lo que diferencia cada cultura es la manera en esta organiza sus vínculos, el escenario geográfico va a crear el contexto otorgando formas de representación psíquica. Los núcleos organizadores existen siempre pero la manera de estar en pareja o en familia se apoyará en le meta-encuadre.
En el caso presentado, el tema de la pronunciación en el momento de la adquisición del lenguaje verbal de los niños de esta familia condensa la imposibilidad fonética o del ritmo del lenguaje de la pareja que se liga en la edad adulta. Aunque lleguen a hablar la lengua del otro, los matices, las bemoles de la lengua escuchada en la cuna no son transmisibles al conyugue porque faltan las referencias identificatorias que operan como eslabones faltantes en los diferentes “incorporados culturales”.
Los contratos narcisistas de las familias de origen de cada uno de los cónyugues no son los mismos, es entonces que se teje una alianza denegativa en la que el otro primero es idealizado porque completa lo que falta y luego es denigrado anulando el valor del reconocimiento de la diferencia.
Esta situación de extrañamiento ha provocado en la mujer una inhibición del pensamiento y en el hombre una dependencia que le dificulta el acceso a su autoridad, lo que trae como consecuencia en ambos conyugues una confusión generacional que se manifiesta en la relación con los hijos. Los niños son depositarios de un temor al fracaso instituido socialmente por la educación formal.
El contexto de crianza constituye el espacio de transmisión de los “incorporados culturales” y el sujeto “extranjero” puede apropiarse de los mismos en la infancia y la adolescencia. Es decir que esta base no es compartible en la pareja cultural mixta.
Estos problemas son también desplazados en el vecindario con el que la pareja tiene muchos problemas porque ellos no puede hacerse comprender o comprender los incorporados culturales que se reflejan en normas implícitas e implícitas. Otras manifestaciones son las amistades de origen de cada cónyugue o los deportes, como ser aprender a esquiar cuando se viene de un país donde no hay nieve, mientras que el cónyugue aprendió a esquiar en el mismo período que aprendió a caminar.
Tenemos también que tomar en cuenta los organizadores psíquicos inter y transgeneracionales del vínculo de pareja para diferenciar los niveles de la transmisión filiativa.
A nivel inter-generacional vincular los organizadores psíquicos como ser la interfantasmatización sobre los orígenes y la construcción de la representación de un cuerpo conyugal pueden lograrse pero en este caso presentan fugas marcadas. Estas fugas provienen de la transmisión transgeneracional de una imago idealizada de un “origen notable” o de un “origen precario” del ancestro que determina el modo de elección inconsciente que organiza el pacto denegativo de la pareja, destinado a reparar las fallas de la filiación del contrato narcisístico de cada uno de sus miembros.
Es por eso que la pareja se presenta y representa como desprovista de la función de continencia de las angustias movilizadas por la excitación de una angustia de vacío que no llega a calmarse, emergiendo como violencia conyugal y como paradoja que nos les permite ni separarse ni unirse para establecer un nuevo contrato de la alianza conyugal. La pareja confunde la gerencia del espacio filiativo depositado en el otro, porque no acceden a la diferenciación entre el Yo Ideal y el Ideal del Yo. Es entonces que las que las diferencias generacionales se pierden porque no diferencian la infancia de los hijos de la propia infancia.
Por otro lado el organizador cultural de los vínculos de filiación, es decir los modelos de agrupamiento cultural en los países latinoamericanos presenta matices diferentes a los referentes culturales del sur europeo. Estas diferencias son fácilmente objeto de conmutación de las filiación corporal y familiar y encubren la dificultad de elaboración de los complejos pre-edípicos y edípicos respectivos que organizan desde otro lugar la alianza.
De la misma manera que la conmutación de las filiaciones cultural, familiar y corporal se empareja con la tópica y la dinámica vincular, la gerencia filiativa nos permite entender la economía de los vínculos. Es así que el vínculo de pareja van a se objeto de depósito del vínculo de pareja de los ancestros como del complejo edípico irresuelto de cada conyugue.
La pareja tiene la esperanza de encontrar un gerente que economice la revisión de los puntos ciegos de la historia marcada a fuego en el cuerpo y en el vínculo mismo por la masividad de los traumatismos transgeneracionales que atraviesan el presente sin permitir que éste se deshaga del pasado.
El caso clínico de esta pareja nos permite sostener con fuerza que el vínculo epistémico se construye a partir de los espacios culturales intermediarios entre los diferentes grupos de apoyo familiar y cultural que posibilitan la transmisión.
Existiría entonces una alta correlación entre la ignorancia del saber sobre si depositado en el otro como sujeto de supuesto saber y la renegación de la propia cultura. El acceso a la historicidad genealógica no es lo que encierra en el pasado sino lo que abre acceso al futuro preparando a lo incierto e inédito abriendo a la esperanza del “espero que mañana las elecciones vinculares no sean prisioneras de un pasado sino emergentes de nuevas historias…”.
Bibliografia
Aulagnier, P. (1975). La violence de l’interprétation. Du pictogramme à l’énnoncé. Paris: PUF.
Cuynet, P., Mariage, A. (Eds.) (2007). Corporéité et Famille. Actes du colloque. Besançon: P.U.
de Franche-Comté.
Devereux, G. (1972). Etnopsychanalyse complémentaire. Paris: Flamarion.
Guyotat, J., Fedida, P. (dir.) (1986). Généalogie et transmission. Paris (Université Paris 7, Centre Censier): GREUPP.
Guyotat, J. (1995). Filiation et puerpéralité, logiques du lien: entre psychanalyse et biomédecine. Paris: PUF.
Jaitin, R. (1985). Aprendizaje, juego y placer T. 1 (Sobre el diagnóstico y tratamiento de los problemas de aprendizaje). Buenos Aires: Búsqueda.
Jaitin, R. (1986). Aprendizaje, juego y placer T. 2 (Sobre el diagnóstico y tratamiento de los problemas de aprendizaje). Buenos Aires: Búsqueda.
Jaitin, R. (1995). Thèse, La représentation du temps et de l’espace épistémique (chez les étudiants argentins et français). Institut de Psychologie et Psychopathologie Clinique, Université Lumière Lyon 2, sous la direction du Professeur René Kaës.
Jaitin, R. (2014). Crises épistémique et formation. Revue de psychothérapie psychanalytique de groupe, 1, 62: 67-82. DOI: 10.3917/rppg.062.0067.
Kaës, R. (1976). L’appareil psychique groupal. Paris: Dunod, 2010.
Kaës, R. (2009). Les alliances inconscientes. Paris: Dunod.
Kaës, R. (2015). L’extension de la psychanalyse. Pour une métapsychologie de troisième type. Paris: Dunod.
Rouchy, J.-C. (1998). Le groupe espace analytique. Clinique et Théorie. Paris: Erès.
Sommantico, M. (2011). Sur le dévoilement d’un pacte dénégatif… en psychothérapie psychanalytique de couple. Revue de psychothérapie psychanalytique de groupe, 1, 56: 159169. DOI: 10.3917/rppg.056.0159.