Editorial N°9

EDITORIAL DE LA DIRECTORA

ANNA MARIA NICOLÒ

Este número está dedicado al concepto de vínculo. Los números anteriores han estudiado el sufrimiento y la violencia que se producen en el vínculo. Este número en cambio explora la pertinencia propia del tema, uno de los argumentos que hoy interesan mucho más al mundo científico del psicoanálisis de familia y pareja.

Como podrán observar leyendo muchos de los artículos siguientes, las hipótesis explicativas de este nuevo concepto son numerosas. Todos los autores presentes se esfuerzan por repensar, reconceptualizar, comprender su aporte científico y la correspondencia clínica. Aunque todo ello resulta muy complejo y muchas de sus implicaciones nos son desconocidas. No podemos ni siquiera esconder la existencia de áreas confusas, de numerosas repeticiones e intentos de denominarlo con palabras nuevas a las adquisiciones antiguas y probadas.

Pareciera ser que ni siquiera nuestro mundo puede escapar a la moda, y el tema del vínculo es un tema definitivamente de moda. Todavía tenemos que reconocer que este concepto puede ser revolucionario si es usado correctamente en varios settings, desde el individual al familiar, hasta el institucional y el de la formación de los operadores. El problema es que el tema del vínculo no está presente en la metapsicología y, como nos recuerda Kaës, es paradojal respecto al pensamiento psicoanalítico clásico ya que se inclina a especular la existencia de “una realidad psíquica sin sujeto pero colocada fuera de este…”

La pregunta es compleja y en el trasfondo está el problema de si puede existir una mente y un inconsciente ubicados fuera del sujeto. Los autores de este número creen que el inconsciente puede ser observado en lo interpsíquico y transpsíquico que es el verdadero topo de nuestro estudio o como prefiero llamarlo, en ese interpersonal, término con el cual podemos también incluir el cuerpo de las personas involucradas, sus comportamientos y sus interacciones.

Desde hace mucho tiempo insisto en que razonar, observar, diagnosticar y curar partiendo de tal punto de vista nos cambia radicalmente y también nuestra concepción de la patología para incluir no solo las defensas intrapsíquicas sino también las defensas interpersonales, no solamente nuestras proyecciones sino también las modificaciones que inducimos en el otro y viceversa. Pero sobre todo la existencia de un tercer producto constituido por las personas en su interacción.

Siguiendo el camino desarrollado por algunos autores que se ocuparon de psicoanálisis familiar propongo llamar “vínculos” a las relaciones recíprocas y mutuas interdependientes que transcurren entre miembros de una pareja y de una familia y que son co-construidas entre los mismos, transformándose en un tercer objeto que los condiciona. Creo que este término nos permitirá describir mejor la naturaleza bilateral o multilateral de estas relaciones que prevén el uso del otro, no tanto como objeto de la proyección, si no como inter agente en cuanto sujeto en la realidad. El otro es en parte imposible de conocer o desconocido sobre el cual nosotros actuamos y usamos, el cual a su vez actúa sobre nosotros y nos usa.

Un área que nos permite ver con mayor claridad estos aspectos es lo que sucede en las situaciones más graves, como las familias psicóticas en las cuales prevalece el actuar sobre el pensar, hablar o representar, donde existe una especie de cortocircuito de la conciencia por la cual el sujeto que recibe la proyección se siente verdaderamente mutado o inducido a comportamientos, vivencias o emociones las cuales cumple sin darse cuenta.

Los vínculos se estudian y se viven y nosotros estamos inmersos en ellos a los que contribuimos a construir.

Asimismo una Revista es un vínculo con los lectores, entre los redactores y con los autores. Es un vínculo entre los diferentes momentos de una historia que cambia pero manteniendo su continuidad.

Con el fin de este año, y con este número que se debe a la fatigosa labor editorial de Ezequiel A. Jaroslavsky, se cierra mi trabajo de dirección de esta revista.

Esta revista nació contemporáneamente a la fundación en Montreal de nuestra asociación. Me fue dado en el primer consejo directivo de nuestra asociación la tarea de ocuparme de los servicios editoriales. La primera iniciativa que realicé fue fundar una revista que fuese la expresión de la pluralidad de las ideas y de las personas que venimos de diferentes partes del mundo y de diversas asociaciones que se reúnen para fundar la AIPCF. El comité de redacción era su expresión y la revista dirigida por mí persiguió desde el inicio el objetivo de ser un lugar de intercambio y de confrontación. El comité de redacción lo reflejaba en su pluralidad de lenguas y de personas que venían de diferentes partes del mundo. La revista se dotó enseguida de un comité de lectura para efectuar una evaluación anónima y los números comenzaron a sucederse rápidamente testimoniando los temas de los congresos internacionales, como así también proponiendo temas nuevos y originales o de debate urgente. Todo este intenso trabajo fue conducido gracias al trabajo apasionado de muchos, de los redactores, los lectores, la secretaría de redacción desarrollada por la Dra. Francesca Enuncio, a la cual aquí agradezco.

A veces, aún prodigando gran empeño, no podemos negar que todavía nos queda mucho trabajo por hacer. Lamentablemente, la tristeza de dejar una empresa que tenía desde el inicio ideada y que con el primer núcleo de redactores contribuí a fundar, decidí de dar mi dimisión a la redacción de la revista. Otros compromisos de pesado trabajo me hacen imposible continuar. Creo sin embargo que la posibilidad de alternarse en los puestos de responsabilidad sea una garantía de la creatividad de la empresa, de su crecimiento y de su enriquecimiento. Estoy segura que la revista después de estos primeros años pintorescos asumirá siempre en mayor medida un rol significativo e importante en el mundo científico y cultural que interesa no solo a nuestra sociedad pero también a todos aquellos que estudian estos setting. Les deseo y nos deseo que la revista sea aquello que para los griegos era el ágora, es decir el lugar de intercambio y enriquecimiento democrático, lugar central de la polis, que tanto nos enseñó en la historias de las ideas.