REVISTA N° 9 | AÑO 2011 / 1
Resumen
Una definición psicoanalítica del vínculo
El autor analiza las principales teorías que trabajaron la cuestión del vínculo en psicoanálisis. Partiendo de Bion, Winnicott, Aulagnier y Laplanche, analiza las contribuciones las más recientes lo que le permite esbozar una definición psicoanalítica del vínculo, basada sobre el concepto de intersubjetividad.
Palabras clave: vínculo, relación de objeto, intersubjetividad, alianzas inconscientes.
Résumé
Une définition psychanalytique du lien
L’auteur analyse les principales théories qui ont élaboré la question du lien en psychanalyse. En partant de Bion, Winnicott, Aulagnier et Laplanche, il analyse les contributions les plus récentes, ce qui lui permet d’ébaucher une définition psychanalytique du lien, fondée sur le concept d’intersubjectivité.
Mots-clé: lien, relation d’objet, intersubjectivité, alliances inconscientes.
Summary
A psichoanalytical definition of link
The author analyzes the principal theories that have taken into account the problem of link in the psychoanalytical field. Starting from the contributions of Bion, Winnicott, Aulagnier et Laplanche, the author analyze the most recent contributions that permit him to essay a psychoanalytical definition of link based on the intersubjectivity concept.
Keywords: link, object relation, intersubjectivity, unconscious alliances.
ARTÍCULO
Una definición psicoanalítica del vínculo
MASSIMILIANO SOMMANTICO[1]
Como todo esbozo de definición psicoanalítica de un concepto, vamos a partir de una primera y breve referencia histórica a la obra de Freud. Como lo ha subrayado entre otros M. Dupré La Tour (2002) y R. Kaës (2008, 2009a), el término vínculo no forma parte de los conceptos freudianos, a diferencia del término ligazón, por Freud definida como die Bindung, es decir como necesidad de trabajo psíquico para ligar representaciones y afectos, para ligar pulsiones o ideas – trabajo correlativo a aquél de la desligadura (die Verbindung).
Al mismo tiempo, hablando de lo que sucede en lo interno de la masa, Freud (1921) ha abierto un campo de trabajo para la comprensión de las “ligaduras libidinales” entre individuos, entre un sujeto y el otro por medio de la identificación. Y es del mismo modo cuando habla del ligamen narcisista que une a los padres con el hijo, pero también al sujeto con la especie como eslabón de la cadena (Freud, 1914). Es imposible hablar de vínculo en psicoanálisis sin hacer referencia a W.R. Bion (1959) quien ha introducido este término en nuestro vocabulario, con una acepción específica. Para este autor, el vínculo debe entenderse como expresión del mecanismo de identificación proyectiva, en su doble movimiento, el del niño hacia la madre y el de retorno de la madre al niño, lo que ha sido llamado como «identificación proyectiva de comunicación» (Dupré La Tour, 2002, p. 28).
No se puede igualmente olvidar las aperturas hacia una teoría de la intersubjetividad que ha realizado D.W. Winnicott (1971), con su teorización sobre la co-construcción del espacio entre la madre y el niño, Pichon-Rivière (1979), con su teorización del vínculo, entendido como «estructura compleja que incluye al sujeto, al objeto y su mutua interacción» y Aulagnier (1975), con su teorización sobre el encuentro entre la psique del niño y la de la madre, particularmente con su concepto de contrato narcisista; o, más recientemente con el aporte de J. Laplanche (1997) con su teoría de la seducción generalizada, donde el rol de lo enigmática del otro viene a afectar la psiquis del infans. Pero con estas teorizaciones aún tenemos un modelo de referencia de naturaleza esencialmente intrapsíquica: hablamos de interiorización o incorporación de un objeto externo que deviene objeto interno, de implantación o de intromisión, a los más, de un modelo fundado sobre la noción de relación de objeto.
Es entonces sobre esta base que se ha podido fundar un diálogo, así como el cuestionamiento acerca de la consistencia psicoanalítica del concepto de vínculo, en relación con una teoría psicoanalítica de la intersubjetividad y a una nueva tópica («tercera tópica», Kaës, 2007). Creo que el debate actual puede estar representado genéricamente por tres ejes de reflexión:
- Por una parte hay teóricos que prosiguen su reflexión centrandola en la cuestión de la identificación proyectiva y que buscan poner en discusión esta noción tan importante, pero en mi opinión insuficiente para rendir cuenta psicoanalíticamente del vínculo. La idea de una definición de los vínculos como «relaciones recíprocas y mutuas, interdependientes, que se instauran entre los miembros de una pareja y de una familia y son conjuntamente construidas entre los miembros, y devienen un objeto tercero que los condiciona» (Nicolò, 2005, p. 24), me parece que representa bien esta posición teórica. Sin duda es muy interesante pensar el vínculo como «objeto tercero», como «tercer elemento» o como «tercera construcción», pero al mismo tiempo me parece que se trata aún de una concepción que persiste demasiado centrada en lo intrapsíquico, sobre los remanentes internos del encuentro con el otro y sobre la creación – representación interna de este nuevo tercer objeto representado por el vínculo. Es en ese sentido que me parece se orienta la definición del Aparato Psíquico Vincular (Jaroslavsky, Morosini, site de l’AIPCF), entendido como «resultante de un juego complejo de entrecruzamientos de proyecciones e introyecciones que liga el conjunto como un todo y en el cual los sujetos del vínculo se afianzan y consolidan psíquicamente, produciendo procesos concomitantes de transmisión y transcripción psíquica entre ellos».
- Por otra parte, se podrían citar a autores como J. Puget (2005) e I. Berenstein (Berenstein, Puget, 1997), o S. Kleiman (2005) quienes ponen el acento sobre el efecto de presencia del otro, y sobre lo imprevisible del encuentro con este otro, esto último «estando el sujeto y no solamente el producto de la proyección de una relación de objeto» (Kleiman, 2005, p. 34). Una perspectiva que diferencia vínculo y relación de objeto, centrando su especificidad sobre la ‘diferencia radical’ del otro y sobre el efecto de imposición de este otro (Puget, 2005), pero que al mismo tiempo se aleja de las nociones que fundan la metapsicología freudiana, de pulsión y de fantasma. Según esta perspectiva «en el vínculo, ‘algo del otro’ resiste, no se puede incorporar, tanto en lo semejante como en lo diferente, una parte no puede ser inscripta como propia, ella permanece desconocida…En un vínculo significativo. La extrañeza caracteriza esto otro que el sujeto no aviene a inscribir como propia, pero que él quiere apropiar (investir)» (Kleiman, 2005, p. 37).
- Finalmente, nuestro mayor referente, un autor como Kaës quien «admite que la realidad psíquica en los vínculos adquiere una consistencia específica, ella dispone de formaciones y de procesos propios», sin limitarse a «considerar al vínculo a partir de cada sujeto en sí, como desde el punto de vista de sus relaciones de objeto y sus identificaciones como efectos del vínculo» (Kaës, 2009b, p. 112). En ese sentido es en el «sujeto del grupo» y en el «sujeto del vínculo» en lo que es necesario pensar, un «sujeto singular plural» que «se construye en los procesos y formaciones psíquicas comunes a muchos sujetos, particularmente en las alianzas inconscientes de las cuales él es parte constitutiva y parte constituyente» (ibídem, p. 113).
Según esta tercera perspectiva, que es la nuestra, es entonces posible definir al vínculo como «construcción de un espacio psíquico dotado de una realidad propia, común y compartida por dos o más sujetos» (Kaës, 2001, p. 164), en una configuración de la psique definida por Freud, a la vez como Gruppenpsyche, como Massenpsyche, o como Gruppenseele. Podemos entonces decir que el vínculo “es lo que liga, une o separa, en todo caso lo que mantiene el conjunto al sujeto del vínculo”, pero que «implica también separación o un vacío a llenar» (ibídem, p. 165).
Pero es en 2007 que R. Kaës ha formulado su proposición más clara de definición del vínculo:
he llamado vínculo a la realidad psíquica inconsciente específica construida por el encuentro de dos o más sujetos. Esta definición por el contenido pone el acento sobre la realidad psíquica inconsciente, objeto constitutivo del psicoanálisis. Ella es necesaria para una aproximación en términos de proceso: el vínculo es el movimiento más o menos estable de las investiduras, las representaciones y las acciones que asocian dos o más sujetos para la realización de algunos de sus deseos. Completo mi definición por una calificación de su nivel lógico. Distinto de aquello que organiza el espacio intrapsíquico del sujeto singular, la lógica del vínculo es aquella de las implicaciones recíprocas, las inclusiones y exclusiones mutuas. (p. 770).
Una teoría del vínculo que implica también una precisa definición de la intersubjetividad, una intersubjetividad generalizada (Kaës, 2008) que pueda rendir cuenta de:
la experiencia y del espacio de la realidad psíquica que se especifica por sus relaciones de sujetos en tanto ellos son sujetos del inconsciente. La intersubjetividad es lo que comparten estos sujetos formados y ligados entre ellos por sus sujetamientos recíprocos – estructurantes o alienantes – a los mecanismos constitutivos del inconsciente: las represiones y las denegaciones en común, los fantasmas y los significantes compartidos, los deseos inconscientes y las prohibiciones fundamentales que los organizan (pp. 774-775).
Una intersubjetividad entonces, que puede ser comprendida como «estructura dinámica del espacio psíquico entre dos o más sujetos», un espacio que «comprende los procesos, formaciones y experiencias específicas, donde los efectos modifican el advenimiento de los sujetos del inconsciente y su devenir Yo en el sentido de un Nosotros» (ibídem, pp. 775-776).
Conceptos centrales de esta metapsicología del vínculo son ‘complejos’ como los de ‘grupos internos’ y ‘alianzas inconscientes’: los complejos y los grupos internos son organizadores principales del vínculo en su aspecto estructural, cuando las alianzas inconscientes «expresan lo esencial del procesos del vínculo» (Kaës, 2005).
Es pensando la pulsión como motor del vínculo que se puede proponer una verdadera metapsicología de aquellos (Joubert, 2006), en sus puntos de vista tópicos (ver las nociones de ectopia o extratopia), económicos (en referencia a la circulación de las cargas pulsionales en el vínculo) y dinámica (en relación a la cuestión de la conflictualidad en los vínculos).
Traducción del francés al castellano Lic. Irma Morosini
Bibliografía
Aulagnier P. (1975), La violence de l’interprétation. Du pictogramme à l’énoncé, Paris, PUF.
Berenstein I., Puget I. (1997), Psychanalyse du lien, Ramonville, Érès, 2008.
Bion W.R. (1959), Attaque contre les liens, Nouvelle Revue de Psychanalyse, 1982, 25: 285-298.
Dupré La Tour M. (2002), Le lien: repères théoriques, Dialogue, 155: 27-155.
Freud S. (1914), Pour introduire le narcissisme, in La vie sexuelle, Paris, PUF.
Freud, S. (1921), Psychologie des foules et analyse du Moi, Paris, PUF.
Jaroslavsky E.A., Morosini I., Le modèle de l’interfantasmatisation, l’appareil psychique du lien: familial, de couple et groupal, Site de l’AIPCF, www.aipcf.net.
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Laplanche J. (1997), Le primat de l’autre en psychanalyse, Paris, Flammarion.
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Winnicott D.W. (1971), Jeu et réalité, Paris, Gallimard.
[1] Chercheur universitaire, Università degli Studi di Napoli “Federico II”, Dipartimento di Psicoanalisi Applicata alla Coppia e alla Famiglia. Association Internationale de Psychanalyse de Couple et de Famille (AIPCF). sommanti@unina.it