A LOS MIEMBROS DE LA AIPPF
En los últimos tiempos hemos sido testigos de guerras y destrucción en diversas partes del mundo. Los psicoanalistas de pareja y de familia, miembros de la AIPCF, están preocupados por la destructividad que se ejerce en estas situaciones, contra niños, ancianos, mujeres, familias enteras, despreciando la ética que debe caracterizar las relaciones humanas, el derecho a la autonomía de los pueblos y las leyes internacionales.
Condenan la invasión de Ucrania y los crímenes perpetrados contra el pueblo palestino por el gobierno de Israel y su primer ministro que, en respuesta al atroz y repentino ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, llevaron la muerte y la devastación a un pueblo indefenso. Somos conscientes de que el pueblo de Israel no se identifica con sus gobernantes.
Nuestro trabajo con parejas y familias nos ha mostrado muchas veces cómo los traumas feroces y no procesados se trasladan a las generaciones posteriores y, por lo tanto, nos preocupan estos legados transgeneracionales.
El gran riesgo de estos traumatismos es el hecho de que no terminan en el aquí y ahora, sino que entran en la cadena transgeneracional de transmisión de la memoria, que consiste en un cruce, entre generaciones, entre espacios psíquicos, de contenidos cuya elaboración y transformación no fue posible. Desgraciadamente, estos recuerdos se mantienen en una dimensión intemporal que no se modifica ni se remodela.
Ferenczi hablaba a este respecto de “fragmentos clínicos muertos”, partes exiliadas de la mente del consciente y del inconsciente. Pueden aparecer a través de otros lenguajes, a través de una especie de inscripción en el cuerpo que representa uno de los vehículos de comunicación más primitivos. Pero las acciones cotidianas también pueden ser portadoras de estos recuerdos, y sobre todo en los grupos familiares se convierte en un modo de organización de los vínculos traumáticos que se transmiten de padres a hijos y que podemos observar en los mitos familiares o en los mitos de un pueblo.
A lo largo del tiempo, hemos vivido traumas como genocidios y migraciones, y nos parece asombroso que el producto de esos traumas sea la deshumanización.
También estamos convencidos de la necesidad de manifestar nuestro testimonio. Freud afirmaba que el psicoanalista está llamado a ser el Nebenmensch, el ser humano prójimo. El testimonio del ser humano próximo tiene un sentido y una fuerza también con respecto al pacto social porque induce a recuperar la confianza en el otro, en la escucha del otro, en el reconocimiento de la existencia que el otro puede darte.
Por estas razones, la Asociación Internacional de Psicoanálisis de Pareja y Familia expresa su solidaridad con las poblaciones que sufren, con la esperanza de que la ayuda médica y alimentaria pueda reanudarse en las regiones afectadas por la masacre, y que se pueda obtener la liberación de todos los rehenes, restableciendo la protección de los derechos humanos y sociales.
Anna Maria Nicolò
Presidente de la AIPPF