REVUE N° 9 | ANNE 2011 / 1

Notion groupal du lien et objet théorique


Auteur : BALELLO Lucia
Lenguaje : Espagnol

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Notion groupal du lien et objet théorique

 

En différenciant l’objet théorique de l’objet concret émergent l’importance et la nécessité lorsque l’on travaille avec une famille ou un couple, que l’objet théorique soit un objet groupal.

Dans ce travail, je m’efforce de présenter un objet théorique qui comprend Freud par rapport à sa méthode et à ses concepts, vu de la notion groupal du lien de Pichon-Rivière et à partir d’une idée de constitution du subjet comme un système ouvert qui se referme lentement ou se organise dans le processus de indifférenciationdifférenciation (Bleger).

Dans une famille le réseau de relations qui peuvent être vus en action lorsque ses membres, compris les phantasmés, agissent, peuvent être vus soit de l’intérieur de la famille soit de l’intérieur de chaque membre du groupe familial.

Le réseau est déterminé par les phantasmes inconscients qui déterminent ce que signifie être un homme, une femme, mari et femme, parents, fils et fille, etc, en fonction de la tâche de la procréation et de la parentalité.

Mots-clé: objet théorique, objet concret, concept du lien, setting.


Notion of link group and theoretical object

 

By differentiating the theoretical object from concrete object emerges the importance and the necessity when working with a family or couple, that the theoretical object is an object group.

In this work I try to present a theoretical object that includes Freud in relation to its method and concepts, viewed from the notion of Link group of Pichon-Rivière and from an idea of the constitution of subject as an open system that is slowly closing or organizing in the process of indifferentiation-differentiation (Bleger).

In a family network of relationships that can be seen in action when its members included the phantasized, act, can be viewed either from inside the family and from within each member of the family group.

The network is determined by the unconscious fantasies that determine so, what it means to be a man and woman, husband and wife, parents, son and daughter, etc, depending on the task of procreation and parenting.

Keywords: theoretical object, concrete object, concept of link, setting.


Noción grupal de vínculo y objeto teórico 

Al diferenciar el objeto teórico del objeto concreto emergen la importancia y la necesidad, cuando se trabaja con una familia o una pareja, de que el objeto teórico sea un objeto grupal.

En este trabajo trato de plantear un objeto teórico que incluye a Freud en relación a su método y nociones, vistos desde la noción grupal de vínculo de Pichon-Rivière y desde una idea de constitución del sujeto como sistema abierto que lentamente se va cerrando u organizando en el proceso de indiferenciación-diferenciación (Bléger).

En una familia la red de interrelaciones que se pueden ver en acción cuando sus miembros, incluidos los fantaseados, actúan, puede ser vista sea desde el interior de la familia como desde el interior de cada integrante el grupo familiar.

La red está determinada por las fantasías inconscientes que determinan así, lo que significa ser hombre y mujer, marido y mujer, padres, hijo y hija, etc, en función de la tarea de procreación y de crianza de los hijos.

Palabras clave: objeto teórico, objeto concreto, concepto de vinculo, encuadre.


ARTICLE

Noción grupal de vínculo y objeto teorico  

LUCIA BALELLO[1]

Al diferenciar el objeto teórico del objeto concreto, o al diferenciar hecho, noción y concepto o teoria, emerje la importancia y la necesidad, cuando se trabaja con una familia o una pareja, de que el objeto teórico sea un objeto grupal.

En este trabajo he tratado de identificar ciertos pasajes o quiebres internos del objeto teórico del psicoanálisis con el que Pichón-Riviére ha podido pensar la noción de vínculo que para la concepción operativa es una noción grupal.

En esos pasajes se juegan algunas cuestiones centrales:

  • el pasaje interno/externo, inter/intra relación;
  • la cuestión de la fusión/diferenciación;
  • la cuestión del cuerpo y del yo corpóreo;
  • la cuestión del observador y del objeto teórico (Althusser, 1965).

Las cuestiones se manifiestan en algunas nociones: conflict, identificación, escisión, setting.

Entrando en las nociones busco las cuestiones.

A finales del 1800, Freud responde a la pregunta que se formulaba la psiquiatría acerca del por qué de la enfermedad mental, con la hipótesis de que las personas se enferman porque tienen conflictos. Las tópicas, en particular la segunda, constituyen la forma conceptual en el que se encarna esa hipótesis. En la segunda tópica, el conflicto intersistémico en el ‘23 e intrasistémico en el ‘32, se expresa, de hecho, en la noción, como un problema de regulación del conflicto a través de relaciones de dependencia entre y dentro de los sistemas.

Con la segunda tópica, “Freud intenta incluir el rol desempeñado por diferentes identificaciones en la constitución de la persona » (Laplanche, Pontalis, 1967), identificaciones a través de las cuales parece transitar la transmisión misma.

Articulado del edipo del cual el super-yo es heredero, Freud plantea el pasaje de afuera hacia adentro como la transformación de la relación con los padres, investimiento de objeto, en identificación con los padres, pero no con sus imágenes sino con su super-yo.

En el pasaje lo que se transforma son las tres funciones constitutivas del sistema super-yo: 1) autoobservación, 2) conciencia moral, 3) función de ideal; lo que transita es así 1) formas de observar, 2) algunos juicios de valor representantes de la tradición que persisten a través de las generaciones, 3) aspectos de ideal que tienen una relación con la proyectualidad y la utopía.

Esta imagen de la identificación de Freud “se refiere a una identificación directa e inmediata que precede a cualquier investimiento objetal” (Freud, 1923) y en la que antes “se es el objeto”, “se es el seno” y « sólo después el verbo haber sustituye al verbo ser » (Freud, 1938). Esta imagen evoca una idea de identificación y transmisión a través de las generaciones, en las que modalidades de observación, valores e ideales se transmiten en una condición de fusión.

El problema teórico se convierte en la forma que posibilita el manejo de la condición de fusión. 

Fairbairn (1952) y M. Klein (1921-58) plantean como centro de investigación la “relación de objeto” desplazándose, de hecho M. Klein y explícitamente Fairbairn, del estudio del inconsciente (en el sentido de objeto teorico no en sentido abjetival), al estudio de la “relacion”, se impone la importancia del objeto en sí, y de como el objeto se pone y responde al niño y de cuanto el niño se ocupa y preocupa de las vicisitudes del objeto.

El articulador que en Freud es el edipo se convierte en M. Klein y en Fairbairn en la “situación de succión”: madre-alimentación-niño, seno-leche-boca; en Winnicott (1965), analista-interpretaciónpaciente. M. Klein y Fairbairn destacan en torno a esta articulación que se registran “modelos de actitudes” a partir de la alternancia de presencia/ausencia, respectivamente de la madre-seno-leche/bocaniño (ausencia; dos), madre-seno-leche-boca-niño (presencia, uno); la “dependencia casi absoluta” de la madre en Winnicott equivaldría a un estado “casi” absoluto de madre-seno-leche-boca-niño, donde el “casi” se referiría a “un poco” de ausencia, ese poco que el paciente o el niño pueden soportar.

Por lo tanto, el problema de la dosificación de la pérdida y recuperación del objeto (el fort-da de Freud) se vuelve central en el juego de la ingestión/expulsión, base de los mecanismos de la identificación proyectiva/introyectiva.

Bajo el concepto de identificación de M. Klein identificarse significa llegar a ser el otro, o porque se lo incorpora o porque se incorpora en el otro. Para demostrar este movimiento M. Klein toma algunos extractos de la novela de J. Green “Si j’etais vous”, en el que Green muestra también el miedo de quedarse atrapado dentro del objeto, del otro (claustrum).

Articulado por la situación de succión en Klein y en Fairbairn el conflicto transita por la alimentación y se convierte en un conflicto del yo con el objeto.

Fairbairn nos muestra desde la esquizofrenia la relación entre estados esquizoides del yo y objeto; la Klein nos muestra, partiendo de la melancolía, la relación entre angustia paranoide del yo y objeto (de ataque hacia y desde el objeto).

El término escisión es utilizado por Freud en sentido descriptivo hasta los años ‘27. El « fetichismo » abre el problema del Spaltung intrasistémico, interno al yo, y se convierte explicativo del estado de división del yo. Freud destaca que en el fetichismo el yo no usa una simple formación de compromiso administrando el conflicto con la remoción, sino que mantiene dos comportamientos contrarios e independientes sin que entre ellos se establezca una relación dialéctica.

En Fairbairn y en M. Klein la noción de escisión se utiliza para explicar lo que sucede al yo en relación con el objeto.

La forma en que M. Klein conceptualmente expresa el conflicto son las posiciones esquizoparanoide y depresiva a través de las cuales viene dada una forma conceptual a los diferentes estados donde se pueden encontrar objeto, afecto y yo.

Las defensas sirven para regularlos; el acento está puesto sobre la necesidad de defensa del yo contra la angustia.

Tanto Fairbairn como Klein instituyen una precisa relación de correspondencia entre escisión del objeto, escisión del afecto y escisión del yo aunque el primero ha sido puesto en primer plano y afecto y yo han quedado en segundo plano.

Considero que a nosotros nos sirve marcar esa correspondencia.

En las posiciones los estados del sujeto son: uno bueno que es separado o escindido del malo; a los estados del sujeto corresponden dos estados del yo; el tipo de relación entre objeto bueno es de amor (eros); el tipo de relación entre objeto malo y yo malo es de odio (thanatos).

En la esquizo paranoide el objeto es idealmente bueno o idealmente malo, el afecto es idealmente bueno o idealmente malo, el yo es idealmente bueno o idealmente malo; es de hecho parcial sea el objeto, sea el afecto, sea el yo.

En la depresiva el objeto es bueno y malo, el afecto es bueno y malo, el yo es bueno y malo; es total objeto, afecto, yo.

«También he esbozado la tesis de que la relación con el primer objeto (escindido) implica la introyección y la proyección y, por ello, las relaciones objetales están modeladas desde el principio por la acción recíproca entre introyecciones y proyecciones, entre objetos y situaciones internas y entre objetos y situaciones externas» (M. Klein). En el ir y venir de las introyecciones y proyecciones (interno/externo, externo/ interno) es fundamental el manejo de la ansiedad persecutoria (vaciamiento, devoramiento, envenenamiento, morsicamiento, codicia) y depresiva (culpa en relación con los estados de síntesis o integración del yo).

Si vamos a transformar en imagen lo que antes dicimos:

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En la sistematización de las posiciones (fig.2) el acento ha sido puesto exlusivamente sobre el estado del objeto (parcial y total), del mecanismo defensivo en relación a la angustia y al punto de fijación que va a repensar la psicopatología en relación a las dos posiciones.

A pesar de la importancia que M. Klein da a los objetos y a las situaciones externas, las respuestas del objeto madre, no están conceptualmente incluidas en las posiciones; mirado exclusivamente desde el interior del niño el objeto externo queda como un objeto concreto (madre concreta, padres concretos, enseñantes concretos).

Ni siquiera está formalizada la escisión del afecto, del yo, y “de la acción recíproca entre introyecciones y proyecciones, entre objetos y situaciones internas y entre objetos y situaciones externas”.

Con las posiciones la idea de desarrollo cambia y se convierte en interno a un proceso que va de la dependencia o dependencia infantil, a la dependencia adulta o relativa.

Enlazado en Freud a las fases, el desarrollo llega a ser en las posiciones un ir y venir, nunca definitivo, de integraciones sucesivas, fortalecimiento, enriquecimiento y ampliamiento del yo que, partiendo de la esquizoparanoide y transitando por la depresiva, se convierte siempre más capaz de volver a la paranoide y, de hecho, a una condición de fusión con el objeto.

La noción de “relación de objeto” tanto en Fairbairn como en Klein es una relación con un objeto fundido.

Para diferenciar conceptualmente la situación de fusión madre-niño de una situación diferenciada madre/niño, M. Klein introduce el concepto de “representación de objeto”.

Si nos detenemos en el sentido de las palabras utilizadas en la noción de “relación de objeto” podemos ver una incongruencia en el uso del término objeto y añado, relación de objeto “internalizado”. En rigor, en la fusión no existe, ni sujeto ni objeto ni relación; tratándose de fusión, simplemente, no existe interno/externo. Cuando desde el interno de la concepción grupal psicoanalítica operativa hablamos de vínculo hacemos referencia a la noción de vínculo de E. Pichón-Rivière.

Para Pichón Rivière el vínculo incluye un sujeto, un objeto (externo) y su mutua interrelación que corresponde al ir y venir que del sujeto va o viene al objeto y que del objeto viene o va al sujeto.

El hecho de que el objeto sea el objeto externo no tiene nada que ver con la noción de interrelación, relación o de interacción de la psicología social y con el objeto teórico de la psicología social.

La noción de vínculo incluye también un yo que observa las idas y vueltas entre el sujeto y el objeto cuyo medio es la identificación proyectiva/introyectiva.

En el vínculo objeto, sujeto y mutua interrelación son observados por el sujeto que experimenta la relación con el objeto externo y el sentido de su comportamiento (del objeto que le sonríe por ejemplo) entrando en el otro (identificación proyectiva) y vinculando lo que experimentó como sujeto que recibió la sonrisa, con lo que experimenta desde el “interno” del otro sonriendo; cuando sonrío (identificación proyectiva) “sé” lo que se siente al recibir una sonrisa (la expectativa se basaría sobre esto); puse el “sé” entre comillas, porque lo que yo sé depende de lo que puedo/no puedo experimentar, tengo/no tengo, quiero/no quiero, el conflicto; la represión entra en juego poco después de la identificación proyectiva/introyectiva. El desplazamiento de la investigación hacia el estudio de la relacion encuentra en la nocion de vínculo una formalización conceptual que incluye al sujeto, al objeto externo y a su mutua interrelación. 

La interiorización incluye a todo el vínculo; así, en el sadomasoquismo por ejemplo, el sujeto sádico y el objeto masoquista (o dando vuelta el vínculo, objeto sádico y sujeto masoquista) y el tipo de interrelación (sadomasoquista) entre uno y otro, puede indiferentemente ser visto desde el interno del sujeto (el « vertical » de Pichón-Riviére) o desde el externo (el “horizontal”).

Las nociones de transferencia y de contratransferencia hablan sobre algo que sucede en el externo (entre analista y paciente) y a partir de ese algo se hacen hipótesis sobre lo que está sucediendo en el interior del paciente. En la noción de vínculo ese movimiento y esa correspondencia (interno/externo) está conceptualizada.

En el vínculo sujeto, mutua interrelación y objeto son escindidos en: sujeto bueno/mutua interrelación/objeto bueno: (el sujeto experimenta la gratificación); sujeto malo/mutua interrelación/objeto malo; (el sujeto experimenta la frustración).

Pichón Rivière trata al Spaltung como a una escisión necesaria, no patológica, que llama “escisión instrumental”.

La necesidad es la de poner orden en la relación caótica entre objeto y sujeto, organizándola en términos dicotómicos.

Introduce la noción de “vínculo a cuatro vías” en estado de divalencia y de ambivalencia.

El término “divalencia” indica la disociación del vínculo en idealmente bueno o idealmente malo (escisión instrumental en estado de divalencia). El vínculo en estado de divalencia es alternativo y excluyente en el espacio y en el tiempo; lo vivido es totalizante. Reserva el término ambivalencia para el vínculo de la depresiva ordenado en bueno y malo, escindido pero no disociado.

Colegada a su noción de vínculo bueno en correspondencia del vínculo bueno en estado de divalencia Pichon-Riviére (1956; 1971) introduce una depresión, especifica de la esquizoparanoide, en la cual el miedo es miedo a la pérdida y la angustia es la de estar a la merced (el claustrum).

La noción de vínculo es fundamental para poder ver como están organizadas en el proceso de indiferenciación-diferenciación funciones y deseos en el interior de una pareja o de una familia a partir de las tareas y de las funciones que la institución familia incluye. Ya hemos mencionado como la transmisión transite desde ese proceso. 

La noción de conflicto, elemento fundante del psicoanálisis que funda una y otra vez cada análisis y cada sesión, con J. Bléger (1966; 1967) se convierte en un punto de llegada en un proceso evolutivo en el que pone la “participación o sincretismo como fenómeno originario”. Si incluimos en el proceso evolutivo la “condición intrauterina”, que Pichón-Rivière identifica como “simbiosis parasitaria”, la glischrocarica de Bléger correspondería a algunas primeras formas de organización de la simbiosis, sucesivamente a la ruptura de la simbiosis parasitaria que se produce con el nacimiento.

La condición intrauterina correspondería al proceso de diferenciación e individualización del cuerpo, fundamentalmente (pero no sólo) bioquímico.

Si el nacimiento señala la ruptura de la simbiosis parasitaria (la necesidad de buscar el objeto y agarrarse al seno marca la pérdida), el proceso de discriminación y de individualización exige la posibilidad de experimentar la “ausencia” de las condiciones de la simbiosis parasitaria, que en una análisis corresponde y se repete al final y al inicio de cada sesion.

La ausencia (el “no” de Freud señala una afirmación) siempre precede evolutivamente a la presencia (y la contiene también), desde los niveles más simples hasta los más complejos; el término “indiferenciación”, falta de diferenciación, precede al término sincretismo, presencia de un núcleo aglutinado.

En cierta medida, todos los pacientes continuan la sesión como si la misma nunca hubiese terminado (adentro-fuera, sin solución de continuidad).

Un esquizofrénico directamente puede alucinar la presencia.

Podemos decir que “alucina” porque usamos como criterio (de realidad) que no estábamos presentes, es decir, en sesión. El yo del paciente que observa que no puede no alucinar, el yo que sabe, utiliza también el mismo criterio.

El término “participación” indica una socialidad donde la identidad es grupal o “sin solución de continuidad”; los miembros no se diferencian entre ellos y funcionan “repartiéndose” los roles que pueden rotar dentro del grupo, pero manteniéndose siempre los mismos. La socialidad por participación está siempre presente.

En la socialidad por interacción los miembros pueden interactuar unos con otros a partir de un “intra” o estructura vincular internalizada; el término “interacción” indica el movimiento estructura vincular interna/estructura vincular externa.

La socialidad por interacción puede no estar presente, o estar en un modo variable, dependiendo de los niveles de integración en las estructuras vinculares.

Cuando Pichón-Rivière dice que un vínculo es bicorporal pero tripersonal está hablando de estructura vincular y de socialidad por interacción: si hay dos cuerpos necesariamente “funcionan” tres personas. En la participacion pueden encontrarse muchas personas, pero funcionarían como un “cuerpo único” (así lo señalaba Bion en los “presupuestos basicos” en 1961).

La glischrocarica implica una inversión de perspectiva en relación a Freud que proponiendo, a veces, una mirada, hacia otros caminos, pensó en el sujeto como un sistema cerrado (anobjetal, narcisismo primario) que lentamente va abriéndose (transitando del autoerotismo hacia el investimiento de objeto).

La glischrocarica “implica la hipótesis de que el ser humano comienza o parte de una organización como ”sistema abierto” y que gradualmente se va individualizando y personificando”.

La rectificación de Bléger de las “áreas fenómenicas de la mente” de Pichón-Rivière se mueve en la misma línea, asumiendo la idea de que “…para ser psicológico un fenómeno no tiene por qué ser primero, necesariamente, mental”.

A partir de esta idea de evolución Bléger separa la que llama P.P.P. (parte psicótica de la personalidad) de la P.N.P. (parte neurótica de la personalidad). Piensa para la P.P.P. una posición que llama glischrocarica (de glischroroide, vischioso) en la qual pone el acento sobre el aspecto aglutinado o sincretico del núcleo; individualiza para la posición un “objeto” que llama núcleo aglutinado; una angustia: la confusional; y una defensa: el clivaje.

La idea de Bléger es que la división esquizoide “elige” términos contradictorios entre y dentro de cada uno de los diferentes núcleos del yo que coexisten en la ambigüedad.

En el sincretismo “yo-no yo, mundo externo-mundo interno, oralidad, genitales, contenidos intestinales , escena primaria están mezclados entre ellos o indeferenciados

A través de la glischrocarica Bléger da una formalización conceptual a las primeras formas de organización de la indiferenciación yo-otro que precede la división esquizoide.  Me parece central el hecho de que la glischrocarica permita dar una posible representación conceptual coherente del pasaje de una condición de fusión (yo-otro-situación) a una condición de estructura vincular. Considero que este “momento” muestra, desde una perspectiva diferente, el problema de Bion sobre la constitución de un aparato para pensar.

Este pasaje consistiría en el movimiento de un núcleo viscoso indiscriminado que, como tal, se mueve y va a constituir una “situación” sincrética, expresada conceptualmente en la noción de “depósito” (depositante-depositado-depositario).

Los problemas técnicos del pasaje de esa « situación » a su frantumación a través de la puesta en marcha de la identificación proyectiva/introyectiva se convierte en el elemento fundamental para poder manejar ese cambio y transformar en incorporable a algo que no lo es.

Este problema se convierte en la cuestión de la gestión de la posibilidad de instituir un “descarte” o distancia mínima entre el depositario y el analista en modo tal que el depositado pueda ser tomado, pero no asumido.

La diferencia entre depositario y analista la hace posible el analista a través de los elementos constitutivos del setting; se puede expresar la misma idea diciendo que el setting permite el acceso al “tercero”. Cuando se trabaja con una familia, se trabaja con el setting que se instituye con el contrato terapéutico, y transita por las constantes de la institución familia (funciones y tareas, espacio y tiempo) a partir de las cuales, en particular de la tarea de procreación y crianza, los miembros de ese grupo familiar se han diferenciado y han organizado funciones y deseos: lo que esperan, piensan en lo que significa ser hombre, mujer, marido, hijo, etc.; a medida que se entra en la “nueva” familia se sale de las “viejas” familias”.

El valor heurístico de la noción grupal de vínculo se muestra en el interior de un objeto teórico que de una parte incluye Freud, en particular en el método: la libre asociación, el uso de las defensas del arco neurótico, in primis la represión; en el lenguaje del inconsciente: proceso primario; en el articulador: el edipo, en el interior de una idea de constitución del sujeto planteado como un sistema abierto que poco a poco se va personificando e individualizando en la discriminación entre socialidad sincrética (transubjetivo) y socialidad por interacción (inter/intra subjetivo), lo que le permite recolocar la noción de “depósito” y el mecanismo de la identificación proyectiva introyectiva.

Por otra parte, la noción de setting.

Utilizada desde siempre, pero dejada en el “trasfondo”, se ha enriquecido con la noción central de tarea (Pichón-Rivière, Bauleo 1964); el setting viene en primer plan con Bléger, como lo que posibilita a través de las constantes de espacio, tiempo, funciones y tareas el desarrollo de un proceso. En el setting las partes más inmaduras de la personalidad, depositadas y mantenidas inmóvilles, van a constituir un no-proceso.

La atención y el cuidado de cualquier “movimiento” del setting se convierte en central: hace posible acceder a los aspectos menos organizados o indiscriminados, haciendo que entren en el proceso. Si la ambigüedad, desde el punto de vista de realidad, entra en el setting socaba la posibilidad misma de análisis; el analista interpreta haciendo referencia a hechos y el paciente habla haciendo referencia a otros; Bleger da el ejemplo de un paciente que después de haber anunciado que no habría ido a la sesión, va, toca, nadie le abre, se va; la siguiente sesión el paciente habla a partir de esto que no comunica; el analista responde a partir del hecho de que el paciente no había ido a la sesión.

En A. Bauleo (1977; 1987; 1997) el setting no tiene sólo una función de contenimiento de un proceso, sino que se convierte en el “organizador”; como en el ejemplo de Bléger corresponde a lo aquello a lo que nos referimos para determinar lo qué es real y a partir de lo que es real se “organizan” los hechos; la interpretación incluye el “lugar” ocupado por el paciente y por el analista, diferentes en cada uno de los dos casos.

Una mención muy breve de la utilización de la palabra “no”, utilizada no en el sentido de negación sino en el de “negativo” (Hegel). Decir “yo/no-yo” me permitiría acceder al yo pero también a todo lo que, definiendo a lo que pertenece al yo, definie al mismo tiempo a todo lo que no pertenece a él (no-yo); esto permite acceder a un espacio que Wittgenstein llama “espacio lógico abierto”, en el que el “no” no es excluyente y alternativo (o, o; principio de no-contradicción), pero incluyente (e, e): yo y no-yo (espacio lógico abierto incluyente), diferente de yo o no-yo; (cerrado, organizado según términos antinómicos). El primero sirve para “abrir” el segundo para “cerrar”. Considero que en la clínica sirvan ambos dependiendo del nivel o del “momento” en el que se encuentra el paciente. Su uso incluiría todos los elementos del setting.

 

 

 


Bibliografía 

 

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[1] G.R.I.P.O. Italia  balellolucia@libero.it

Revue Internationale de Psychanalyse du Couple et de la Famille

AIPPF

ISSN 2105-1038