REVUE N° 28 | ANÉE 2023 / 1

Une aproche de la psychanalyse pour comprendre les reconfigurations subjectives actuelles chez les adultes âgés

Lenguaje : Espagnol
SECTIONS : ARTICLES

article_28
Télécharger PDF

Una aproximación desde el psicoanálisis para comprender las reconfiguraciones subjetivas actuales en los adultos mayores

Este trabajo apunta a aportar claves desde el psicoanálisis para comprender mejor los procesos de cambios identitarios y subjetivos de los adultos mayores contemporáneos.

Se presenta la hipótesis de que los mismos hacen uso de un dispositivo que el psicoanálisis ha descripto tradicionalmente como referido a los adolescentes: la confrontación generacional. Este trabajo sugiere que la misma se redobla y resignifica en términos de “confrontación transgeneracional”, como elemento decisivo para comprender cómo se van armando las nuevas configuraciones de subjetividad de los adultos mayores.

Esta renovada “confrontación transgeneracional” intenta romper con modelos tradicionales de la vejez, en términos de búsqueda de nuevas oportunidades emancipatorias y de vida, marcando un corte contundente con la concepción de la vejez tradicional.

Palabras clave: envejecimiento, confrontación, psicoanálisis


Une aproche de la psychanalyse pour comprendre les reconfigurations subjectives actuelles chez les adultes âgés

Cet article a pour but de proposer des clés psychanalytiques pour mieux comprendre quels sont, de nos jours, les processus identitaires et les changements subjectifs chez les personnes âgées. L’hypothèse est qu’elles utilisent un dispositif que la psychanalyse a traditionnellement décrit comme se référant aux adolescents: la confrontation générationnelle. Il est suggéré que cette confrontation est redoublée, signifiée à nouveau, ce qui serait un élément décisif pour comprendre comment les nouvelles configurations de la subjectivité des adultes âgés se mettent en place. Pour l’auteur, la conception de cette «confrontation transgénérationnelle» marque une rupture décisive avec les modèles traditionnels de la vieillesse, car elle met en évidence la recherche d’opportunités nouvelles d’émancipation et de vie.

Mots-clés: vieillissement, confrontation, psychanalyse


A psychoanalytical approach to understanding current subjective reconfigurations in the elderly

This paper aims to provide keys from psychoanalysis to better understand the processes of identity and subjective changes of contemporary older adults. It presents the hypothesis that they make use of a device that psychoanalysis has traditionally described as referring to adolescents: generational confrontation. This paper suggests that it is redoubled and resignified in terms of « transgenerational confrontation », as a decisive element to understand how the new configurations of subjectivity of old people are being assembled.

This renewed « transgenerational confrontation » tries to break with traditional models of old age, in terms of the search for new emancipatory and life opportunities, marking a forceful break with the conception of traditional old age.

 

Keywords: aging, confrontation, psychoanalysis


ARTICLE

Introducción

Hasta hace unas décadas la construcción de subjetividad tenía un claro límite: la vejez. Llegado a cierto punto, la jubilación indicaba el fin del ciclo vital y el comienzo del fin, es decir, la vejez no anticipaba sino el signo impostergable de la muerte como fin de cualquier proyecto de vida, descartando claro está, posibles opciones religiosas. Sin embargo, las cosas han cambiado. Desde hace unas décadas la vejez no anticipa la muerte, sino una renovación de la promesa, la promesa de nuevas oportunidades, nuevas perspectivas, nuevos desafíos, aunque es claro que no toda la población vieja participa de este nuevo clima cultural. Investigaciones más detalladas deberían determinar dónde se encuentran los límites culturales sociales, culturales y económicos entre estos “tradicionales” viejos y aquéllos, de tipo más “rupturista”.

Tenemos otra situación que tampoco podré profundizar y que se refiere al orden denominativo, lo que en otro trabajo denomino paradigmas “ambiguos” (Klein, 2010 a), es decir: cómo denominar aquello que ya no se puede denominar tal como tradicionalmente se denominaba, lo que implica que cualquier denominación no ha de ser sino acotada, injusta o generadora de malestar. En el caso peculiar que nos ocupa, cualquiera sea la denominación que usemos ésta será incómoda. Se trata de

¿“viejos”? Sí y no. Se trata de ¿“adultos mayores”? Sí y no. Se trata de la ¿“tercera edad”? Sí y no.

Estos malentendidos conceptuales que son también ambigüedades conceptuales, no indican sino que estamos ante nuevas modalidad culturales (que algunos denominarán de postmodernas) y de construcción de subjetividad, punto que retomaré al final de este trabajo. Hipotéticamente tal vez se podría denominar a esta nueva estructura psicosocial de “viejos-no viejos[1].

 La desobediencia al mandato generacional de la decrepitud

 Se podría estimar que si tomamos el grupo “rupturista” de los viejos, su “escándalo” actual radica en que ya no aceptan ser viejos. No aceptan el mandato generacional de la decrepitud, por así decirlo. En ese punto hacen una verdadera confrontación transgeneracional con resultados imprevisibles. Se ha hablado de una revolución feminista (Giddens, 1990, 1997), habría que plantearse si estamos quizás ante una

“revolución” gerontológica. Podemos indicar ciertamente que al igual que la mujer en el siglo XX, los viejos están tomando un protagonismo impredecible a nivel de ciudadanía, políticas públicas, reformulación de vínculos y procesos familiares, entre otros. Pero, por otro lado, los recientes sucesos de confinación, que han implicado pérdida de derechos de los adultos mayores, a partir de y tomando como excusa, el coronavirus o Covid-19, indican que la situación ha de ser tomada con cautela, realismo y sentido común, indicando que por el momento no hay posibilidad alguna de que pasemos a una sociedad “gerontocéntrica”, por más que cuantitativamente hablando y desde la sociedad de envejecimiento, así debería ser (Losada-Baltar et all, 2020; Xie, Tong et all, 2020; Coibion, Gorodnichenko y Weber, 2020; Brynjolfsson et all, 2020)

Asimismo no es posible desconocer que la gerontología sigue siendo un campo con predominio de las ciencias médicas y biológicas (Barros y Castro, 2002). Hegemonía desde la cual la problemática de la vejez pasa a transformarse en cómo “detener” el proceso de envejecimiento por las tecnologías modernas o como “desterrar” la muerte a través del complejo médico-farmacológico, ambas estrategias (entre otras) dentro de una prolongación de longevidad “ad infinitum”, como una especie de promesa matusalénica hecha realidad (Ariès y Duby, 1990). En este sentido no hay aquí “revolución” alguna, sino “manipulación” de subjetividad, deseos y estrategias de vida dentro de la lógica del consumo y el engaño de quimeras que se multiplican así mismas.

La novedad no se situaría entonces ni en las gimnasias ni en las dietas, ni en la farmacología renovada, ni en la práctica sexual renovada (hasta hace poco un tema tabú), ni en las nuevas búsquedas emocionales, ni en la concreción de proyectos educativos alternativos (dentro o fuera de las llamadas universidades de la “tercera edad”), ni en las tecnologías médicas-biológicas, aunque todos estos factores se coadyuvan entre sí, sino en la abolición de otro factor aún más significativo: la muerte asociada inexorablemente a la vejez, dentro de lo se podría denominar pasaje de la muerte inminente a la muerte desplazada (Klein, 2010b).

Los viejos ven delante suyo una segunda o tercera o cuarta oportunidad en términos de proyectos y oportunidades, es decir, ven delante suyo “vida” y no “muerte”. Se ha hablado en tal sentido del “destierro” de la muerte, o de un fortalecimiento de la omnipotencia narcisista o de sociedad sin capacidad de afrontar duelos. Pero habría que ser cuidadoso con términos tan peyorativizantes, que más que explicar no hacen sino recubrir lo que ya no se comprende. Quizás se podría hablar de un: fortalecimiento de las estéticas corporales no decrépitas, las que se explicitan de esta manera porque probablemente no sean estéticas “adolescentes” y mucho menos “adolescentizantes” (Klein, 2002), relacionables a lo que más adelante se presentará como una renovación del espacio de la subjetividad.

 El aporte del psicoanálisis: las confrontaciones multiplicadas

Los abuelos de hoy (no todos, pero si muchos) no quieren ser abuelos o viejos de acuerdo a los modelos heredados (Klein, 2009). No transmiten esos modelos porque no los quieren reproducir en ellos mismos. Hay un efecto de detención de la transmisión intergeneracional, probablemente inédita en las historias de las mentalidades y las culturas. Por eso una función de subjetivacion adscripta como inherente a la adolescencia, la confrontación transgeneracional (Klein, 2003, 2004), es ahora probablemente parte de la subjetividad de estos abuelos post-adultos.

Al mismo tiempo estos adolescentes-nietos parecen llevar adelante con sus abuelos algo reservado al vínculo con sus padres (Klein, 2010b): lo que Winnicott (1972) ha llamado “confrontación generacional”. La misma es una situación de enfrentamiento fuerte, asimétrico y respetuoso, sin llegar a la violencia, a efectos de permitir el crecimiento y experimentar autonomía. La confrontación es discutir diferencias con fuerza pero sin violencia, dentro de una zona de reglas en común, donde se mantiene como implícito el respeto al espacio de cada uno.

En la perspectiva de Winnicott sólo padres vivos y seguros de sí pueden lograr soportar y sostener este vínculo con sus hijos. Pero como ya se indicó en otros trabajos (Klein, 2006, 2007, 2010c; Sader, 1999), distintas circunstancias sociales, culturales y económicas imposibilitan, transitoria o definitivamente, que los padres se sientan seguros de si mismos, representantes de la cultura o miembros plenos de la sociedad. Se llama a esta situación familiar: estructura de padres agobiados (Klein, 2006). En este punto de amargura, debilidad o desamparo, ya no pueden sostener confrontación con sus hijos, la que se lleva adelante no pocas veces con los abuelos.

Este abuelo ya no necesariamente “transmite” algo, pues también busca con su nieto nuevas formas y cualidades de vida. Como Vidal indica: «caminar juntos y compartir fines de semana o fiestas es la actividad más frecuente» (Vidal, 2005, p.28). Hay un efecto de simetrización y de un punto de partida similar o igual frente a la exploración de la vida (Hoff, 2007). Los nietos exploran como volverse adultos, los abuelos exploran como dejar de ser, dejar atrás, ese modelo de viejos que les vienen transmitidos generacionalmente. Los dos buscan algo dentro de una alianza de crecimiento y cambio conjunto. En este sentido no hay familias multi-generacionales, sino intersección de relacionamientos generacionales (Bengtson, 2001; Harper, 2003).

Desde esta perspectiva podría pensarse que este tipo de vínculo abuelos-nietos es entonces doblemente confrontacional y hace que ambos estén en una posición subjetiva de búsqueda. Los nietos hacen confrontación con sus abuelos y los abuelos con sus abuelos (confrontación transgeneracional) (Klein 2009).

En este vínculo de doble confrontación surge otro factor que refiere al par nomadismo-sedentarismo. La forma de construcción de subjetividad de los adultos mayores aparece necesariamente sedentaria. Así parecen indicarlo sus identificaciones primarias y su historia familiar, la que se establece como paradigma psicosocial alrededor de la idea de “Hogar”, espacio de protección, herencia y continuidad. Es, si se quiere, la idea clásica de la vejez, en tanto son los sujetos capaces de cuidar adonde otros ya no pueden cuidar, o en tanto se los transforma en los depositarios y sostenedores de la memoria generacional y social.

El imaginario social (y no pocas teorías sociales, habría que agregar) obliga a estos viejos-no viejos a un sedentarismo correlacionada a la experiencia emocional de “Hogar”. Sin embargo cabe preguntarse si no comienzan a surgir estructuras nómades, en relación a nuevas formas de construcción de subjetividad, donde el principio sedentario por excelencia en términos vitales, la muerte, se reconceptualiza radicalmente y con él, el del “Hogar”.

La idea de movilidad que se asocia a las subjetividades de supervivencia propias del neoliberalismo (Klein, 2006) alcanza de alguna manera también a las poblaciones viejas, en tanto, la jubilación (al menos en América Latina) ya no implica una recompensa por años de “aporte” social, sino que implica la necesidad de inventar nuevas formas de obtener recursos económicos.

Desde allí, tenemos otro factor por el cual se vuelve imposible que estos “viejos-no viejos” esperen sentados “sabia” y pacientemente a la muerte. Desde una jubilación siempre deficitaria, hay que sobrevivir y es desde esta supervivencia que las estructuras sedentarias (propias de la modernidad tradiconal) se transforman en nómades o de alta movilidad o de búsqueda de recursos donde se puedan encontrar y afianzar.

 La situación de la(s) familias(s)

 Podemos suponer que estamos ante situaciones sociales y económicas que aniquilan la posibilidad de que los padres y los adultos en general, mantengan una versión digna y honrosa de si mismos. Imposibilitados de cuidar al ser expoliados en tanto adultos dentro de las condiciones sociales actuales (Forrester, 2000; Araujo, 2002; Klein, 2006), pierden el orgullo de sostener emocional y económicamente a su hijo.  Desde esta situación se genera una reestructuración general de la identidad, de la problemática de la herencia y lo heredable y de los vínculos y por ende a una reestructuración familiar aguda que acusa el “impacto” de la desinserción social. Esto comporta el desencanto con el conjunto social, el aislamiento y el sentimiento de amenaza constante (“sensación de catástrofe inminente” (Klein, 2006) por el miedo crónico, por ejemplo, a perder el empleo (Araujo, 2002). La humillación pasa a ser un hecho innegable tanto como su correlato, la necesidad del sometimiento (Forrester, 2000).

El conjunto familiar alberga entonces emociones desestabilizadoras y desbordantes como la vergüenza, la depresión, la denigración y agobio y culpa frente a los hijos (Volnovich, 2002) . Situación desgraciada por la cual son ahora los hijos los que no pocas veces pasan a ser cuidadores de sus padres. Cuidado material tanto como psíquico, por el cual (Janin, 1989) los niños quedan como depositarios de las angustias de los padres, instalados en un rol de cuidadores por el cual intentan evitar que sus progenitores caigan en estados de depresión o de desborde. Descuido de sí mismo que alienta una política de expiación y sacrificio de sí, por la cual el hijo pasa a funcionar a modalidad de objeto único narcisista (Berenstein y Puget, 1988), descuidándose la regulación de la autoestima, la capacidad de tolerar la ansiedad o la vitalidad del deseo (Bauman, 1999).

La construcción de subjetividad se realiza así desde un apego desorganizado (Fonagy, 2000), y se consolida en torno a la expectativa ansiosa, la inseguridad prevalente y la dificultad de consolidar un self cohesivo y discriminado. En la medida en que los padres no logran encontrar una versión reconocible de sí mismos a nivel social, el infante tampoco logra encontrar una versión reconocible de sí en ellos (Klein, 2006).  En este punto reaparecen las figuras de la abuelidad como capaces de generar contención, organización y sostener formas de reorganización familiar (Wainerman, 1996). Bengtson (2001) sugiere así que los abuelos desempeñan un papel cada vez más importante en las familias multi-generacionales. Los efectos combinados de estos factores pueden tener el efecto secundario de un mayor relacionamiento abuelosnietos, además de abuelos que compiten por la atención de sus pocos nietos (Uhlenberg, 2005).

Todas estas situaciones sociales, económicas y culturales hacen, pues, que muchas madres después de un divorcio, presentando o no dificultades económicas o emocionales, vuelvan a la casa de sus padres y/o suegros, por lo que los abuelos pasan a proporcionar no sólo ayuda para sus hijos sino también a sus nietos (Feres-Carneiro, 2005).

El campo de novedad desde el envejecimiento

Existe una línea de análisis de subjetividad (y de la vejez) desde el cual se pueden rescatar reflexiones valiosas, quienes atinadamente sitúan cómo se va gestando la figura social de un “nuevo viejo” de acuerdo a prácticas capitalistas relacionadas con un discurso médico hegemonizante (Barros y Castro, 2002). Sin embargo consideramos que se trata solo de un aspecto del análisis a desarrollar (el que compartimos sin embargo, totalmente).

Desde esta perspectiva la subjetividad se presenta generada o articulada a un modelo dominante-hegemónico, relacionable a la reflexión de Lewkowicz (2001) quien sugiere ubicar a la subjetividad como: «la serie de operaciones necesarias para ser parte de una lógica» (Lewkowicz, 2001, p.20).

En este punto quizás se unen las distintas elecciones negociadas de la vida: vocacional, matrimonial, de divorcio, etc., entendidas como oportunidades de mejora a través de una crisis (Giddens, 1997). Pasan así a tener relevancia los sistemas expertos que funcionan como organizadores del entorno material y social en el que vivimos (Giddens, 1997), expresión del sentimiento de confianza, seguridad y continentación que provee la modernidad tradicional.

Pero Lewkowicz mismo abre otra línea de análisis indicando que: «de todos modos el hombre socialmente instituido no se agota en la figura visible delineada por las prácticas y los discursos que lo han instituido» (ibid., p.20). Con lo que desarrolla una sugestiva hipótesis: «no hay marca que al marcar efectivamente una superficie en actividad, no produzca además un exceso o plus (…) es un exceso del instituido que no resulta asimilable al campo de lo instituido» (ibid., p.21).

Desde esta perspectiva, que no es para nada invalidante de la presentada en primer lugar, se quisiera sugerir que existe un campo de novedad desde el envejecimiento, que aunque se articula a la figura social dominante del “nuevo viejo”, implica también cambios y alteraciones que es necesario tener en cuenta desde los sujetos protagonistas mismos y no desde lo social “per se”. Esta capacidad, «operación capaz de intervenir sobre la subjetividad y el lazo social instituidos» (ibid.), se replantea desde lo que Foucault ha denominado “cuidado de si” o “técnica de sí” (Foucault, 1984), actividad en y por la cual el sujeto se realiza, se conoce, se perfecciona. Se consolida entonces una experiencia de: «Emancipación [que] significa que la vida colectiva se organiza de tal manera que el individuo es capaz (…) de actuar de manera libre e independiente en las circunstancias de su vida social» (Giddens,1997, p.270).

Probablemente la diferencia esencial estribe en que este sentido la subjetividad se coloca como movimiento hacia una experiencia de tipo reflexiva y de conocimiento (Klein, 2006; Foucault, 1994), que en algunos casos pueden implicar resistencias al poder y capacidad emancipatoria (Foucault, 1984, 2004), o sea que se trata de la construcción de un saber sobre sí mismo que rebasa las prácticas discursivas del poder y por ende de los modelos sociales hegemónicos de subjetividad.

De esta manera la subjetividad pasa a ser la reivindicación de un saber particularizado, lo que cada uno puede saber y producir sobre sí mismo, con un efecto de verdad que es único e intransferible y que implica además una actividad o un acto sobre sí mismo, desde el cual nadie puede intervenir (Klein, 2006b).

En este punto se puede suponer que los “nuevos viejos” si bien se relacionan a un entrelazado social-económico respondiendo a estigmatizaciones varias, también se articulan a nuevas y alternativas construcciones de subjetividad, donde es posible rescatar el sentido de autonomía y elección incidiendo en la capacidad y empoderamiemto de un debate que estos viejos hacen sobre si mismos, la sociedad y las generaciones precedentes, en relación a lo que denominamos más atrás “confrontación transgeneracional” y la instauración de estéticas no decrépitas.

Conclusiones

Los “viejos no viejos” actuales parecen mantener su posición de ser transmisores, pero como garantes de un proceso que ya no tiene –sin embargo- garantías claras o consensuadas…En consecuencia, parecen operar desde un lugar de apuntalamiento en relación a nuevas formas de relacionamiento con sus nietos y con ellos mismos y desde nuevas reconfiguraciones familiares (Klein, 2010 b).

Ciertamente, en la medida que cambian las estructuras familiares, cambian la transmisión y la circulación de los sentimientos y los roles. Por otro lado, los abuelos tienen la posibilidad de educar a sus nietos de una forma diferente (tal vez corrigiendo los errores que tuvieron con sus hijos).

Estos “viejos no viejos”, parecen relacionarse asimismo con nuevas formas de subjetividad, que hacen uso de un dispositivo que el psicoanálisis ha descripto tradicionalmente como referido a los adolescentes: la confrontación generacional. Este trabajo sugiere que la misma se redobla y resignifica en términos de “confrontación transgeneracional”, como elemento decisivo para comprender cómo se van armando las nuevas configuraciones de subjetividad de los adultos mayores.

Esta renovada “confrontación transgeneracional” intenta romper con modelos tradicionales de la vejez, en términos de búsqueda de nuevas oportunidades emancipatorias y de vida, marcando un corte contundente con la concepción de la vejez en torno a la “espera” tolerante y “sabia” de la muerte, en una actitud de resignación, entendiéndose (como retoma asimismo cierto psicoanálisis), que el adulto mayor que afronta la muerte sin miedo es lo que se llamaría “sabiduría” (Erikson, 2000), punto que parece exigir una revisión crítica, desde lo que surge como una imagen muy idealizada o ideologizada de lo que es el viejo y la vejez, en términos de “moral”, “integridad” y “ejemplo social”.-

[1] “Viejos-No-Viejos”, denota una paradoja imposible de superar. Da cuenta de un estado etario tradicional, pero al mismo tiempo, de una resignificación radical de esa etapa etaria, que no puedo sino generar profundas interrogantes, imposibles de responder hoy por día.


Una aproximación desde el psicoanálisis para comprender las reconfiguraciones subjetivas actuales en los adultos mayores
Alejandro Klein
https://doi.org/10.69093/AIPCF.2023.28.05


Bibliografía

Araujo, A. (2002). (org.). Impactos del desempleo. Transformaciones en la subjetividad. Montevideo: Alternativas.

Ariès, Ph. & Duby,G. ( orgs.). (1990). Historia de la vida privada, vol. XI: La vida privada en el siglo XX. Buenos Aires: Taurus.

Bauman, Z. (1999). Modernidade e Ambivalencia. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor.

Barros, R.D.B. y Castro, A. (2002). Terceira Idade: o discurso dos experts e a produção do “novo velho”. Estudos Interdisciplinares sobre o Envelhecimento, 4, 113-124.

Bengtson, V.L. (2001). Beyond the nuclear family: The increasing importance of multigenerational relationships in American society. Journal of Marriage and the Family, 63, 1-16.

Berenstein, I. & Puget, J. (1988). Psicoanálisis de la Pareja Matrimonial. Buenos Aires: Paidós.

Brynjolfsson, E.; Horton, J.; Ozimek, A.; Rock, D.; Sharma, G. & Ye, H.Y. (2020). Covid19 and remote work: An early look at us data. Cambridge: National Bureau of Economic Research.

Coibion, O.; Gorodnichenko, Y. & Weber, M. (2020). Labor markets during the COVID-19 crisis: A preliminary view. Cambridge: National Bureau of Economic Research.

Erikson, E (2000). El ciclo vital completado. Madrid: Paidós Ibérica.

Feres-Carneiro, T. (org.). (2005). Família e Casal- Efeitos da Contemporaneidade. Rio de Janeiro: Editora Puc-Rio.

Fonagy, P. (2000). Persistencias transgeneracionales del apego: una nueva teoría.  http://www.aperturas.org/3fonagy.html.

Forrester, V. (2000). Una extraña dictadura. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (1984). Deux essais sur le sujet et le pouvoir. In H. Dreyfus, P. Rabinow (sous la dir. de), Michel Foucault. Un parcours philosophique (pp. 201-334). Paris: Gallimard.

Foucault, M. (1994). La ética del cuidado de sí como práctica de libertad. Paris

Gallimard.

Foucault, M. (2004). La Tecnología Política de los individuos. In Coleçao Ditos y Escritos V (pp.140-159). Brasilia: Política Forense Universitaria.

Giddens, A. (1997). Modernidad e Identidad del Yo. Madrid: Península.

Giddens, A. (1990). Consecuencias de la modernidad Madrid: Alianza Universidad.

Harper, S. (2003). Changing Families as European Societies Age . http://www.org/production/action-Arch. Europ. Sociol.

Hoff, A. (2007). Functional Solidarity between Grandparents and Grandchildren in Germany. Working Paper 307. Oxford Institute of Population Ageing.

Klein, A (2002). Imágenes del adolescente desde el psicoanálisis y el imaginario social. Condiciones de surgimiento de la adolescencia desde la modernidad y el disciplinamiento adolescentizante desde la pos-modernidad. Montevideo: Psicolibros.

Klein, A. (2003). Escritos psicoanalíticos sobre Psicoterapia, Adolescencia y Grupo. Montevideo: Psicolibro-Waslala.

Klein, A (2004). Adolescencia, un puzzle sin modelo para armar. Montevideo: Psicolibro- Waslala.

Klein, A. (2006). Adolescentes sin adolescencia: Reflexiones en torno a la construcción de subjetividad adolescente bajo el contexto neoliberal. Montevideo: Psicolibro- Universitario.

Klein, A. (200 b). Tratado de comprender el cuidado de sí foucaultiano. Interseções- Revista de Estudos Interdisciplinares, 8(2), 25-36.

Klein, A (2007). Los Padres y Docentes tenemos derecho a saber. Algunas pistas para comprender mejor al Mundo Adolescente. Montevideo: Psicolibros- Waslala. Klein, A. (2009). New social and familial developments – new forms of relationships between grandparents and grandchildren.

http://www.ageing.ox.ac.uk/research/regions/latinamerica/larna/conferencereport

Klein,        A.        (2010a). Neoliberalismo-Neoevangelismo-Cambios      socio-

demográficos.Posibles marcos epistemológicos frente a algunos desafíos actuales en el campo de las ciencias sociales (los paradigmas ambiguos). Acciones e Investigación en Ciencias Sociales- Escuela Universitaria de Estudios Sociales, 27, 69-109.

Klein, A. (2010b). Nuevas formas de relacionamiento abuelos-nietos adolescentes desde los cambios demográficos-sociales actuales; Psicología Revista, 18, 1-25- Klein, A. (2010c). Nuevas formas de Familias, Paternidades y Relaciones Familiares como Modelo de Intersecciones Intergeneracionales. Ageing Horizons, 9, 73-81.

Inglaterra: Oxford Institute of Population Ageing

Lewkowicz, I. et al. (2001). Del fragmento a la situación. Notas para la subjetividad contemporánea. Argentina: Gráfica México.

Losada-Baltar, A.; Jiménez-Gonzalo, L.; Gallego-Alberto, L.; Del Sequeros PedrosoChaparro, M.; Fernandes-Pires, J. & Márquez-González, M. (2020). “We’re staying at home”: Association of self-perceptions of aging, personal and family resources and loneliness with psychological distress during the lock-down period of COVID-19. The Journals of Gerontology, 20, 1-7. http://dx.doi.org/10.1093/geronb/gbaa048.  

Sader, E. & Gentili, P. (org.) (1999). La trama del neoliberalismo. Mercado, crisis y exclusión social. Argentina: Universitaria de Buenos Aires.

Uhlenberg, P. (2004). Historical forces shaping grandparent-grandchild relationships: Demography and beyond. Annual review of gerontology and geriatrics, 24 (1), 7797.

Vidal, S. y Menzinger, J. (2005). New Technologies in the Commnication between Grandparents and Grandchildren in Spain. Generations Review, 15 (4), 26-32.

Volnovich, J.C. (2002). El default con nuestros hijos: La desesperación por no cobrar- El dolor de no poder pagar. Argentina: www.laguiasemanal.com.ar/20020923/humanidades.htm.

www.laguiasemanal.com.ar/20020923/humanidades.htm.

Wainerman, C. H. (org). (1996). Vivir en Familia. Buenos Aires: UNICEF/Losada.

Winnicott, D.W. (1972). Realidad y Juego. Barcelona: Ed Gedisa.

Xie, J.; Tong, Z.; Guan, X.; Du, B.; Qiu, H., & Slutsky, A. (2020). Critical care crisis and some recommendations during the COVID-19 epidemic in China. Intensive Care Medicine, 46(5), 837-840. https://doi.org/10.1007/s00134020059797.

Revue Internationale de Psychanalyse du Couple et de la Famille

AIPPF

ISSN 2105-1038