REVUE N° 26 | ANÉE 2022 / 1
Résumé
Le lien pervers avec un ex-conjoint
Dans ce travail, l’auteur présente un cas clinique dans lequel les deux membres d’un excople ont un diagnostic borderline (personnalité borderline). Dans les deux histoires, il y avait un traumatisme développemental, tous deux avaient des parents alcooliques. Ces patients présentent une identité diffuse, des sautes d’humeur extrêmes, un sentiment chronique de vide et une rage explosive. Dans cet ex-couple, le lien se concentre sur la perversion de la vérité, une dégradation de la vérité morale, conséquence de l’infidélité et de la trahison. Chaque ex-conjoint veut que l’autre lui obéisse, souffre et se sente humilié. Tous deux ont des personnalités contradictoires, avec un désir de détruire l’autre. Ils ont besoin de sentir qu’ils ont triomphé et qu’ils ont pris leur revanche. En ce qui concerne l’aspect agressif, on peut dire qu’ils ont une agressivité réactive, qui devient parfois maligne. Cette agressivité résulte d’obstacles et de rejets au cours de leur croissance. Ils sont venus en thérapie pour aider leurs enfants à être moins déprimés par le divorce. La thérapie de couple est devenue le champ de bataille où ils pouvaient donner libre cours à leur haine de l’autre.
Mots-clés: agression, perversion, lien, infidélité, traumatisme.
Resumen
El vínculo perverso en una ex-pareja
En este trabajo el autor presentará un caso clínico en el que ambos miembros de la expareja tienen un diagnóstico de borderline. (Limítrofe). En ambas historias hay trauma en el desarrollo. Cada uno tuvo un padre alcohólico. Estos pacientes presentan una identidad difusa, cambios extremos de humor, sentimientos crónicos de vacío y rabia explosiva. En esta ex-pareja, el vínculo se enfoca en la perversión de la verdad, una degradación de la verdad moral, como consecuencia de infidelidad y traición. Cada uno quiere que el otro lo obedezca, que sufra y se sienta humillado. Ambos de personalidades conflictivas, con el deseo de destruir al otro. Ellos necesitan sentir que han triunfado y han logrado venganza. En relación con el aspecto agresivo, podemos decir que tienen una agresión reactiva, que a veces se convierte en maligna. Esta agresión resulta de obstáculos y rechazos durante su crecimiento. Vinieron a terapia para ayudar a sus hijos a estar menos deprimidos por el divorcio. La terapia de pareja se convirtió en el campo de batalla en el que podían dispersar el odio de uno por el otro.
Palabras claves: vínculo, agresión, trauma, perversión, infidelidad.
Summary
The perverse bond in an ex-couple
In this work the author will present a clinical case in which both members of the ex-couple have a borderline diagnosis (borderline personality). In both stories there was developmental trauma, both had alcoholic parents. These patients present a diffuse identity, extreme mood swings, chronic feelings of emptiness and explosive rage. In this ex-couple, the link focuses on the perversion of the truth, a degradation of moral truth, as a consequence of infidelity. Each ex-spouse wants the other to obey him, to suffer and feel humiliated. Both with conflicting personalities, with the desire to destroy. They need to feel that they succeed in achieving revenge. Regarding the aggressive aspect, we can say that they have reactive aggression that at times becomes malignant. This aggression results from obstacles and rejections during its growth. They came to therapy to help their children become less depressed because of the divorce. Couples therapy became a battleground to spread their hatred for each other.
Keywords: Aggression, perversion, link, infidelity, trauma.
ARTICLE
Introducción
El matrimonio es un acuerdo voluntario entre dos personas, para cumplir ciertos roles sociales. Si la adaptación de ambos es exitosa, el compromiso es duradero.
Según Henry Dicks (1993) “para tener éxito en el matrimonio debe estar presente un sentido de identificación claro y definido. La ternura fusionada al deseo genital.” Cuando en el matrimonio ocurre adulterio por parte de uno de los cónyuges, ésto resulta en la más seria amenaza a la relación.
Si el adulterio es maligno, (Dicks, 1993) hay rechazo y deseo de destruir al esposo (a) como objeto libidinal, al rival muy superior como pareja sexual. En vez de sentir culpa y sentimientos reparativos hay indiferencia y propósito de herir y devaluar al cónyuge. Esta es la situación del caso clínico que se presenta en este trabajo.
Presentaré mis ideas sobre la pareja divorciada que solicitó terapia de familia con sus niños, dos varones de 6 y 8 años ambos sufriendo de depresión desde el divorcio.
La terapia de familia marcó la necesidad urgente de terapia como pareja divorciada, pero aun enmarañados, muy enganchados entre sí. Cada uno con cambios extremos de humor, sentimientos de vacío e incesante venganza maligna con rabias explosivas y deseos de controlar, humillar y destruir al otro. Utilizando la Teoría Británica de Relaciones Objetales, la Teoría de Apego y la Teoría Sudamericana del Vínculo, pude explorar el impacto de las historias de la pareja, en su odiada unión marital, la traición de su amor temprano, y el funcionamiento como pareja, como padres pre y post divorcio.
Ilustraré el trabajo de la pareja en terapia con sesiones desde temprano y tarde en el tratamiento para mostrar su compromiso con la terapia, el desarrollo de mi entendimiento sobre su relación y la repetición del divorcio en la transferencia. Mi meta es demostrar que el término de “perversión” aplica no sólo a la objetivización compulsiva de la conducta sexual usualmente descrita en la literatura, sino también a la degradación moral en la relación de pareja.
Encuentro con la familia
La Sra. Melina Stein llamó para pedir sesiones de familia, luego de haber recibido una referencia de la terapeuta de su hijo. Ella se había divorciado de Carlos Kleiman hacía 4 años. Ambos padres quieren mucho a sus bellos, inteligentes y bien portados hijos. Pero les preocupa que tanto la niña como el niño continúan deprimidos desde el divorcio. Cuando conocí a la familia en la visita inicial, pude observar que los niños estaban muy afectados porque no veían a la madre todo el día. Ella salía todas las noches, los dejaba con la nana, o con el padre por un mes, cuando viajaba con su novio. En casa del padre lloraban y se aferraban a él en las noches antes de ir a dormir. Ambos niños tenían ansiedad de separación, su sistema de apego se movilizó al estilo inseguro, al final del contínuum, (Bowlby, 1973; Slade, 1996). La conducta instintiva de llorar, aferrarse, y buscar cercanía la usaban desesperadamente, pero fallaba y no lograban un apego seguro con las cuidadoras. Manuel, el mayor tenía 8 años. Él decía que se quería morir porque ya no toleraba las peleas de sus padres.
Ofrecí una serie de sesiones alternas: la madre con los dos niños, y el padre con los dos niños. También ofrecí algunas sesiones con ambos padres presentes. Pero las peleas de los padres delante de los niños eran tan intensa que tuve que removerlos de esas sesiones para concentrarnos en la relación de los padres. Manuel había asistido a terapia individual, y la pequeña niña de 6 años, que estaba menos involucrada en el drama, podía usar el juego para separarse del conflicto de sus padres y procesar su tristeza.
Los hijos de esta pareja estaban visiblemente afectados por el conflicto severo de los padres, que se peleaban por acceder a permisos. Los niños se sentían deprimidos, pasaban mucho tiempo solos en casa, con la nana que no era muy buena, mientras los padres trabajaban. Asistían al colegio y a actividades deportivas. Lo interesante de estos niños era observar su relación. Se querían mucho y se acompañaban entre sí. El subsistema fraterno se fortaleció de manera muy especial, como medida de supervivencia en un ambiente crítico.
Continué la psicoterapia semanal con la pareja parental divorciada, para tratar de clarificar sus resentimientos, elaborar sus conflictos separados de los niños, y explorar maneras más sanas en su rol co-parental.
En la primera reunión de los padres Carlos explicó que él quería mantener la familia unida. Estuvieron casados por ocho buenos años, tuvieron una vida cómoda en un lindo país, donde su empresa tenía oficinas. Nunca quiso un divorcio, así que culpaba a su ex – esposa por la depresión actual de los hijos. Él decía que ella se consiguió un amante, ella decía que él la dejaba sola todo el tiempo mientras trabajaba y se iba los fines de semana con su grupo a montar bicicleta. Discutían constantemente y ésto afectó su vida sexual. Antes de que Carlos se enterara de la relación extra -marital, Melina introdujo a su amante al negocio donde trabajaba el esposo, y el amante compró acciones del mismo. Hubo una explosión emocional entre la pareja casada y Carlos logró que el amante quedara excluido de la empresa a través de un proceso legal. Esto causó una enorme crisis en el matrimonio y la pareja retornó a su país de origen para proceder con el divorcio.
En la oficina del terapeuta Melina y Carlos eran altamente ofensivos entre ellos, se insultaban impulsivamente. Hablaron de su vida sexual, que se había deteriorado un año y medio antes de la crisis que causó el divorcio. Melina le dijo a Carlos “¡Tu pipi ya no sirve, no es bueno”! Me sorprendió escuchar esa expresión tan infantil. Esta era su justificación para iniciar su “affair” secreto. No solo que trajo al amante a su matrimonio, sino que encontró formas de infiltrarlo al negocio de Carlos. Cuando él se enteró estuvo devastado por amabas traiciones.
Carlos y Melina tuvieron un terrible proceso de divorcio agravado por abogados muy agresivos que peleaban la pensión, la manutención de los hijos, la división de las propiedades y los activos.
Ellos no se hablan entre sí en persona hacía años, sólo se comunicaban por chat para arreglar los permisos y las actividades de los niños y usaban esa oportunidad de ofenderse a diario. Los niños estaban constantemente atrapados en el conflicto de lealtades. Ellos dormían en el cuarto con el padre, cuando se quedaban con él, sentían que tenían que protegerlo de su tristeza y confortarse ellos a sí mismos.
En el apartamento de la madre, los niños compartían un cuarto y ellos disfrutaban de su relación cercana, muy diferente a la relación de los padres. (Hindle, Sherwin White, 2014). El amante no iba al apartamento de la madre, mientras los niños estaban allí; pero el amante llamaba constantemente. Los niños contestaban y le cerraban el teléfono. Ellos sabían quién era él; pero no hablaban del tema.
Durante el proceso de la terapia Carlos y Melina describieron las experiencias de su niñez. Carlos dijo que estaba muy afectado por una vida triste, con un padre alcohólico y una madre deprimida.
A través de su niñez y adolescencia se sintió muy solo, no se sentía capaz de tener amigos, sin embargo, en su vida adulta ha tenido vida social con sus amigos. Melina creció con una madre alcohólica y un padre ausente, siempre trabajando. Ella no tenía una buena relación con sus hermanos. Durante la terapia Melina y Carlos se pidieron perdón entre sí por sus conductas hirientes. Aparentemente era una movida hacia mejorar, pero estas pedidas de perdón eran una repetición de lo que hacían sus padres alcohólicos y luego los decepcionaban de nuevo.
Aplicación de la Teoría de Apego para entender a la Pareja
En términos de teoría de apego Melina y Carlos compartían un apego complicado a un objeto interno para quienes el alcohol era una influencia desorganizadora en su pareja, que se sentía impotente y no podía hacer cambios.
El padre de Melina tenía un apego inseguro, preocupado hacia su esposa alcohólica, mientras que la madre de Carlos tenía un apego inseguro, despectivo con su esposo alcohólico. Vemos que el patrón se repite con Carlos siendo despectivo con Melina y su solicitud de acercamiento y luego aferrándose al matrimonio. Melina se aferraba al Carlos de antes, pre-divorcio, y luego lo despreciaba y se preocupaba de lograr herirlo. Juntos perpetuaban el caos en sus familias de origen y herían a sus niños, igual como los hirieron a ellos. El grado de caos se puede ver en su tergiversación de su acuerdo legal en relación a su apartamento, él decía que era dueño de la mitad, que sería la herencia de sus hijos, pero ella decía que era la dueña única del apartamento, sin mencionar a los hijos. Él siempre pensó en el futuro de los niños, pero ella era más egoísta similar al egoísmo de su madre hacia ella. En muchos aspectos su conducta era contradictoria, me confundían y desorientaban. Me traían documentos legales para leer, lo cual no acepté. Mi impresión del apego de la pareja se movía en un continuum de inseguro a desorganizado. Los adultos cuyo estilo de apego se categoriza como desorganizado / no resuelto manifiestan inseguridad que se observa en patrones de conducta contradictoria y que dan miedo, una conducta verbal abusiva.
Las parejas tratan con la intimidad y los roles parentales en base a cuan exitosa fue la satisfacción de sus necesidades. Cada uno en esta pareja de divorciados creció en un ambiente no regulado con control e impotencia, intrusión y refugio. En su matrimonio se sentían constantemente amenazados por el miedo a la fragmentación debido al abandono y la ansiedad agobiante. Manejaban esta ansiedad culpándose uno al otro. Me parece que ambos miembros de la pareja mostraban características de trastorno de personalidad borderline, con una disregulación del afecto, disociación, ansiedad de aniquilamiento. Las personalidades limítrofes vivencian las relaciones interpersonales como atacantes, negligente y con amenazas de abandono. Reaccionan a las interacciones estresantes con regresión en su capacidad de auto-regulación y reviven el terror a la soledad. Buscan aproximarse a la figura central en su vida, aunque ese sea el objeto abusivo, que lo protege de las fantasías de catástrofe y aseguran la sobrevivencia en contra de la amenaza de muerte del self. Cuando dos individuos con historias de apego desorganizado son pareja, no pueden mantener una postura reflexiva; entonces la relación se caracteriza por conflictos, confusión, amenaza de abandono y caos; todo esto crea perturbación en los niños. Uno de los niños quería morirse. Los niveles de agresión de los padres eran violentos y mantenían subyacente, la ansiedad de aniquilación en la familia.
Apego al Objeto Faltante
De acuerdo con Mitchell (2000, p.383), en una relación marcada por infidelidad repetitiva y obsesión, el amante está enamorado de lo que no puede tener. La característica más fascinante es la ausencia, no la presencia del objeto amado. El amante y el objeto amoroso ausente dependen uno del otro. Cada miembro de la pareja (no solo el miembro traicionado) ha internalizado una relación objetal ausente o intermitente y recibe la constelación en relaciones actuales. Ambos son depresivos y adictos a lo que les falta. Esta es una consecuencia adulta de un apego temprano inseguro. En el núcleo de la adicción sexual y el amor obsesivo, yace la amenaza a la desintegración del apego.
El tipo de relación de pareja es una consecuencia adulta de un apego temprano inseguro debido a una falta de proximidad a la madre. El objeto faltante se internaliza y se proyecta en las relaciones adultas íntimas. La pareja presentada en este trabajo dependía uno de otro aún después de la separación. Ambos cargaban partes disociadas de su expareja. Winnicott (1965) explica si la relación de espejo con la madre es errática y los padres son emocionalmente incongruentes, los roles de los padres y los niños se transponen. El niño trata de satisfacer sus necesidades emocionales reemplazando al objeto para llenar el vacío psíquico y esto crea una especie de falso self (Winnicott, 1960).
En el caso de Carlos y Melina ambos vivieron experiencias tempranas de fracaso en su apego original.
Melina tiene una madre alcohólica que siempre estuvo ausente de su vida, y un padre distante obsesionado con su esposa y no con sus hijos y ahora tampoco con sus nietos. La madre de Carlos era depresiva y la mandaron al extranjero a estar con su familia, cuando Carlos era preadolescente, una época de desorientación física y mental en su desarrollo, con cambios rápidos en su estado mental. Su padre era alcohólico, maltrataba a su hijo por años. El “affair” obsesivo era una manera en que Melina reemplace la pareja interna faltante, con un apego mórbido. A Carlos lo re conectaba con la pareja interna abusiva y abandonante. En la pareja colusiva el objeto interno persecutorio era compartido. (Fairbairn, 1952). La colusión se refiere a negarse a negociar el fracaso matrimonial. La relación se destruye, es irreparable.
Aplicación de la Teoría de las Relaciones Objetales
En términos de la teoría de las Relaciones Objetales, dentro del contexto del apego inseguro y desorganizado, Melina y Carlos se identificaron con objetos dañados y que hacen daño de sus primeros años. Freud (1921, p.69) pronostica la teoría de las relaciones objetales, cuando escribió que «en la vida mental del individuo otra persona está invariablemente involucrada como objeto, como ayuda u oponente». Melina y Carlos se identificaron con objetos de su edad temprana, se ayudaban por seis de sus ocho años de matrimonio, y ahora estaban firmemente atrincherados como oponentes. Un niño que no tiene su estado mental regulado adecuadamente tiene la posibilidad de internalizar el fracaso de la madre en la relación de espejo, como parte de la propia estructura de su self. El resultado es una visión distorsionada de la realidad externa e interna. (Winnicott, 1967). Podemos observar cómo Melina y Carlos no están dispuestos a emparejar su realidad interna de confusión a su realidad externa; de que ya no están casados. Cuando los bebes no tienen el amor de un objeto sano, no logran superar las ansiedades persecutorias y de aniquilación de la infancia temprana. Cuando sus ansiedades no son asimiladas ni contenida ni desintoxicadas por el reverie de la madre con su mente madura que pueda devolverlo de manera digerible, el bebé queda angustiado fragmentado o en abstención. (Bion 1967, 1970). Melina y Carlos no tienen la capacidad de reflejar la experiencia del otro, ya sea que ese otro es la ex pareja, el amante y los niños.
Conceptos de Henry Dicks’s sobre la Tensión Marital
La colusión se convierte en una conspiración secreta que divide la relación con el otro. Henry Dicks (1993) describió la lista de los síntomas comunes como la infidelidad, conflictos constantes, expectativas que no logran cumplir, y falta de sexualidad. El mecanismo de la estrategia colusiva se mantiene con el uso del chivo expiatorio a través de la delineación y la identificación proyectiva. La mayoría de las parejas en esta situación no reconocen su parte en el conflicto. Escala la interacción a niveles disfuncionales. En terapia las parejas necesitan internalizar parte de sí mismos proyectadas en la pareja y clarificar los límites del self. Como dice Dicks: «La enfermedad va de uno al otro. Puede pasarse un rato a los niños, y algunos de ellos presenta el síntoma de la constelación de la familia estresada. De hecho, el matrimonio en sí, es el paciente enfermo.» (p.68).
La pareja divorciada presentada en este trabajo estaba atrapada en una identificación proyectiva trancada (Morgan, 2019). El matrimonio había muerto pero la ex-pareja permaneció en colusión, culpándose uno al otro al punto de destrucción.
La enfermedad marital se movilizó al hijo mayor, que se deprimió por los conflictos de los padres. El adulterio maligno por parte de ella y su lazo compulsivo al objeto cruel, excitante y evasivo, llevó la relación a la destrucción.
La Psicodinámica de la Relación Marital
La triangulación que ocurre en la infidelidad resulta de la disociación y la proyección como defensas fracasadas en contra de temas pre-edípicos o edípicos no resueltos. (Kernberg, 1995; Nathans, 2012). Tener un “affair” es un intento maníaco que reemplaza la depresión o el dolor psíquico por la excitación, (Nathans, 2012). Cristaliza la insatisfacción debido a la discordia marital y la saca hacia afuera del límite del contrato marital. (Scharff y Scharff, 1991).
Aplicación de la Teoría del Vínculo
En términos de la teoría del vínculo a lo que Pichon Rivière se refería como “el vínculo” es consciente e inconsciente, mental e interaccional y tiene una dimensión temporal central en la que vincula las generaciones. Podemos ver el matrimonio como un vínculo que incluye la personalidad individual de los cónyuges, interacción mutua a través de los procesos de comunicación y aprendizaje en un encuadre subjetivo y su conexión a su contexto social (los amigos de Carlos, su negocio, el amante de Melina) y su asociación al pasado y futuras generaciones (Losso, Setton y Scharff, 2017).
Según Pichon, cada vínculo es triangular; en la díada Madre-bebé un “tercero” funciona permanentemente en la mente de la madre, crea una situación Edípica triangular desde el principio. La tarea del desarrollo es aprender a lidear con la competencia y rivalidad en el triángulo sin recurrir al asesinato, colapsa en la aniquilación o sustituyendo la díada. Melina y Carlos utilizan al amante para crear un triángulo literal, que no pueden resolver, se define en contra de esto, intensificando su díada y aniquilando el self subjetivo.
El Vinculo Perverso
Melina y Carlos están juntos para siempre como padres. Pero la sociedad y la ley los ha liberado para que cada uno pueda seguir con su vida como personas solteras. No lo pueden hacer. No pueden quedarse juntos en un matrimonio amoroso ni se pueden separar y buscar un nuevo camino de estar solo o comprometerse con un nuevo amor. No aceptan que son una ex pareja. De hecho, son una ex pareja con un vínculo perverso. Tienen un grado de agresión, dominación y masoquismo del tipo perverso polimórfico, a menudo presente en personalidades borderline o narcisistas. (Kernberg, 1989). Su vínculo se caracteriza por impacto y destrucción de la vida mental (Meltezer, 1979). En vez de tener compasión considerada para manejar el conflicto, la actúan. Esta representación en una relación perversa ofrece una manera de lidear con una situación intrapsíquica dolorosa de evitar el congelamiento del mundo interno de la persona y de «externalizar el conflicto en la pareja». (Nicoló, 2013, p. 24). Para Nicoló la investigación del vínculo perverso enfatiza temas compartidos de devaluación y muerte del self. Toda perversión involucra un proceso de degradación del objeto amado (De Masi, 2003). Para De Masi la perversión expresa el deseo de transgredir, de humillar y de ser destructivo. En Carlos y Melina, vemos la necesidad de control a través de la corrupción de la verdad, de humillar y destruir. Melina no quiere que Carlos exista: si existe, ella es una prostituta. Carlos no quiere que Melina exista: si existe, él es un fracasado impotente. No se respetan uno al otro, no se manejan con la verdad, privacidad, ni con justicia. Para Carlos y Melina, la mayor degradación del orden moral es la falta de integridad en enfrentar la honesta verdad, y hacer bien sus obligaciones conjuntas uno al otro, como padres de sus hijos.
Narrativa de dos sesiones en el proceso de terapia para la expareja
Ellos escuchaban y respondían a mis interpretaciones basadas en el apego, las teorías de las relaciones objetales y del vínculo. Carlos y Melina podían reconocer sus proyecciones y ponerse de acuerdo en algunos temas relacionados a la crianza de sus hijos. Aún estaban vulnerables y se ponían bravos de repente después de una conducta hiriente. Pero su relación logro un poco más de estabilidad, el amante ya no estaba, y ellos lograban aceptar más su responsabilidad y expresar arrepentimiento.
Antes de nuestra primera sesión después de las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, recibí correos electrónicos de cada uno diciendo que hubo un evento caótico. Cuando los fui a recibir en la sala de espera, Carlos ya se veía ansioso. No había señales de Melina. Ella llegó tarde, lo usual, disgustada, se sentaron y ya ella gritaba. Melina dijo: “algo terrible paso! Estábamos en el almuerzo familiar de Navidad en casa de mis padres. Ellos habían invitado a Carlos que nos acompañara porque Navidad es un tiempo de familia. Carlos se tomó varios tragos, se veía contento. De repente él recibe una llamada telefónica, baja el celular, y empieza a gritar. Era tu amante preguntándome porque estoy aquí. Cómo él se atreve a llamarme. ¡¡Todo es tu culpa!! Mis niños oyeron todo esto. ¡¡Fue un desastre!! (a Carlos le dice) Yo no te puedo perdonar.” Carlos era todo disculpas. “Yo sé, yo sé.” ¡Lo siento mucho que hice eso! ¡Perdí el control! Le expliqué a mis hijos lo que me pasó fue por tomar demasiado. ¡Estuvo mal! Al día siguiente le llevé flores a Melina y te dije que lo sentía mucho.
Analista: vamos a pensar en qué pasó y porqué.
Carlos explica: “Yo estaba bravo. Me habían invitado a casa de la familia de Melina para el almuerzo de Navidad. Él no estaba invitado. ¡Así que claro, yo estaba bravo!” (se va poniendo más bravo, y grita:) ¿” porqué él sabía que yo estaba allí? Tú se lo debes haber dicho.”
Melina admite: “Él me preguntó si tu ibas, yo dije qué sí. Así que él me amenazó de que si tú ibas él te iba a llamar para molestarte.”
Carlos estaba furioso: “Así que tú sabías! Eso es terrible. Así que él provocó mi explosión.” Melina se quejó: “Aun así tu no tenías derecho a ser tan ofensivo enfrente de todos. Fue caótico. Los niños se paralizaron con los gritos.”
Carlos dijo: “Tú lo trajiste a él a nuestras vidas. Él es una mala persona. Si algo les pasa a mis hijos yo lo culparé a él. Y voy a mandarle la ley.” Analista: “Melina cómo te sientes con los que ha pasado?”
Melina: “Me siento mal que mi amante llamó a propósito. Me siento muy mal con todo lo que Carlos dijo e hizo. A Carlos le dio como un quiebre. Pero lo peor es que los niños estaban allí.”
Carlos se disculpa de nuevo, esta vez mucho más tranquilo: “Siento mucho mi explosión y que los niños estaban allí. Pero tu amante es una mala persona y me preocupa que mis hijos estén cerca de él, y que tú se lo permitas.”
Analista: “puedo sentir su odio mutuo y estos son los sentimientos fuertes que ambos proyectan en sus hijos. Para ellos es muy difícil quererlos a cada uno sin sentir culpa. Su odio es palpable y claramente destructivo hacia sus niños. Sin embargo, pude observar en el padre algo de mejoría en términos de la capacidad de expresar un genuino arrepentimiento y deseos de reparar por lo que sucedió, eso indica un grado de posición más depresiva funcionando.”
La Crisis en la vida y en la Terapia
Una crisis severa surgió cuando Melina decide renovar su relación con su amante. Ella pasaba tiempo con él cuando los niños estaban con su padre. El padre sentía que él “apoyaba para que ella esté con su amante” y esto causó enormes explosiones de furia y ofensas. El encuadre terapéutico en sí ahora se convirtió en un campo de batalla para atacar y tratar de destruir uno al otro.
En una sesión final Carlos trajo “pruebas” que usaría en contra de Melina para quitarle la custodia de los niños. No se los quería enseñar a ella. Ella empezó a gritarle y diciendo que le explicara qué eran esos documentos Carlos utilizó la sesión para llevarle su amenaza, él se paró como listo para irse. Melina impulsivamente saltó encima de él puso sus piernas alrededor de su cintura, empezó a besarlo seguido en sus cachetes para persuadirlo que le enseñara los documentos. Yo estaba en shock. ¡Era tan incongruente y tan manipulativo! Era una clara demostración de perversión – utilizando la sexualidad y demostrando “afecto” para esconder el odio y el desinterés, mostrar poder y una posición segura del objeto de deseo (en este caso el documento, no un deseo por su ex esposo, no un amante).
Me paré de mi silla y le dije a ella que lo soltara y dejara de gritar. Finalmente lo hizo. El dijo: “es hasta aquí! ¡Yo me voy!”
Cuando Melina salió de la oficina, me gritó, su cara se distorsionó con furia, gesticuló salvajemente, insistiendo que yo tenía que aceptar que él no estaba bien. ¡Él necesita un psiquiatra!” No me sentí atemorizada, pero sí decepcionada porque quise muchísimo ayudar a esta ex pareja para proteger a los niños.
Refutando su proyección final, yo dije “No es sólo él, ambos necesitan continuar su tratamiento individual para resolver su relación y ayudar a sus hijos, como lo he dicho en varias ocasiones.”
Conclusiones
La ex pareja vino a terapia con el propósito de destruir uno al otro. Se gritaban recíprocamente y se ofendían constantemente. No estaban interesados en reparar o crecer. Utilizaron la terapia para su propósito destructivo hasta que ninguno de los dos lo podía soportar.
El triángulo de Melina, Carlos y el amante, era una representación de una resolución edípica fracasada. Esto luego se actuó en la terapia, que se convirtió en perversa, una batalla destructiva.
Como analista yo era el tercer elemento en el triángulo, atrapada con sentimientos de impotencia, como si el “pipi” de la analista no funcionaba, como si yo debía ser la que se sintiese la humillación y degradación de mi self terapéutico, yo debo ser la que ellos rechazan y abandonan, para así aliviarlos a ellos de su sufrimiento. Cuando Melina volvió con su amante por segunda vez, el trauma se re-incendió. El amante destruyó el matrimonio y ahora la terapia, pero de hecho era Melina quien asigno al amante a esta díada de Carlos y yo, y dañó el tratamiento.
Donde el odio es el sentimiento principal, el amor no tiene lugar, y lo que se que se diga, no tiene sentido. Desafortunadamente, el odio de uno por el otro es mayor al amor por sus hijos.
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